El Concello de Pontevedra ha autorizado a los propietarios del Pazo Mariño de Lobeira a retirar los escombros acumulados en el interior del edificio, así como a apuntalar ciertos elementos estructurales.

El inmueble, situado en el número 6 de la calle César Boente, en pleno casco histórico, había sido declarado ruina técnica y económica en marzo de 2015, fecha en la que se instó a sus dueños a que tomasen una serie de medidas para la conservación de estructuras y la elaboración de un proyecto de rehabilitación en un plazo de seis meses, como está establecido en el plan especial del casco antiguo de Pontevedra, Peprica.

"El pasado día 9, martes, la propiedad presentó un escrito en el que hablaba del colapso de la edificación y solicitaba la retirada de elementos ya derribados y el apuntalamiento de otros de tipo estructural", explicó ayer el concejal Luis Bará tras la Comisión del Pleno Permanente de Movilidad , Infraestructuras, Obras y Servicios.

Tras esta solicitud, el arquitecto jefe de la Oficina Técnica de Licencias e Inspección emitió un informe sobre el estado del edificio en el que corroboró su estado.

La orden del Servicio de Disciplina Urbanística del Concello recoge que cualquier trabajo en el pazo deberá someterse a la autorización de la Comisión Territorial del Patrimonio Histórico de Pontevedra, por ser una construcción catalogada y sujeta a la protección del Peprica.

Por su parte, el informe técnico municipal asegura que parte de la estructura de madera ha colapsado arrastrando parte de la cubierta al interior de la edificación y que otra estructura de madera presenta agotamiento de su capacidad, ofreciendo peligro de derrumbe.

Precisamente, con la finalidad de evitar el colapso generalizado del inmueble, se ha dado el visto bueno a la retirada de los escombros que puedan sobrecargar la estructura existente, así como al desmontaje de elementos no estructurales ni singulares de la edificación y al apuntalamiento, con la autorización de la Consellería de Cultura y de Patrimonio de Pontevedra.

El informe municipal hace especial hincapié en que cualquier trabajo que se realice no puede incluir "más derrumbes de los necesarios" y en que la propiedad queda obligada a la reposición del bien "a su estado primitivo".

El pazo es uno de los edificios en ruinas que más afea en la actualidad el casco histórico de Pontevedra.

Tiene años de abandono a sus espaldas y se encuentra vallado desde enero de 2011, cuando un temporal provocó el desplome de parte de su interior.

El edificio, del siglo XVI se encuentra en una de las calles más emblemáticas de la zona monumental, por la que se accede a la plaza de abastos y también a la Plaza da Pedreira, donde se encuentra otro inmueble histórico, el Pazo de Mugartegui.

Tanto los vecinos de esta zona como los dueños de los establecimientos comerciales y hosteleros cercanos piden desde hace tiempo su rehabilitación, que parecía estar cerca cuando el pazo fue declarado ruina en marzo de 2015, y que ahora, con la petición de desescombro y el apuntalamiento parece alejarse de nuevo.