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El comercio que fue café y cuyos empleados tenían un lenguaje propio

Desaparece más de un siglo de tradición hostelera y comercial: La Moda Ideal abrió en 1896 - Antes fue un café concierto

Una imagen del establecimiento de tejidos desaparecido. // R. Vázquez

"Lo primero que pensé fue en si habría víctimas; y lo segundo en lo mucho que estamos perdiendo, hoy es un día triste para el patrimonio pontevedrés". Un comerciante cuyo establecimiento está situado a solo unos metros de la ya desaparecida La Moda Ideal lamentaba la desaparición de un establecimiento y un edificio emblemáticos.

Como él, cientos de pontevedreses recordaban ayer su paso por uno de los comercios con mayor encanto de la ciudad.

Hasta anoche el edificio se mantenía sin mayores transformaciones desde su construcción en el siglo XIX, con sus arcos, elevados en relación a sus más próximos de la calle Soportales, y la galería en la tercera planta.

No se había modificado apenas su estructura original, excepción hecha de reformas para sus sucesivas adaptaciones comerciales, a diferencia de sus anexos, que sufrieron importantes alteraciones en el número de plantas.

A finales del siglo XIX fue café concierto y contaba con una discreta entrada por la calle Michelena por la que habría huido en su día un duelista.

Y es que una de las historias que se relatan sobre el café concierto (fue el primer café Méndez Núñez) es que fue el escenario de un duelo en el que uno de los contendientes, que resultó malherido, huyó de las autoridades precisamente por esa puerta trasera. Por lo demás, pocas historias trascendían "dada su gran intimidad", señala el editor pontevedrés Sabino Torres.

El edificio dejó atrás su etapa como café concierto en 1896. Los socios Romero y Bobillo la adquirieron para convertirla en tienda de tejidos y las estanterías con botellas dieron paso a las bobinas de telas.

Era un "comercio mixto" donde podían encontrarse "desde un arnés para el caballo a un arma de fuego", señalaban a FARO sus actuales propietarios.

Luis González García, que se había incorporado a la plantilla como aprendiz de la tienda, la adquirió en 1904 y la especializó en tejidos. Este afable comerciante que continuaría tras el mostrador hasta los 90 años consiguió una extensa clientela en la comarca.

Implantó un trato familiar que también pasaba por la veteranía de los trabajadores y su conocimiento de la clientela. Su familia explicaba al diario decano que los empleados "suelen jubilarse con más de 50 años de servicio y son casi siempre hermanos, quizás eso sea parte del éxito de la empresa en el trato con la clientela".

Muchos de los clientes señalan de hecho que "ya compraba en esta tienda mi bisabuelo", unos visitantes asiduos a los que se fueron sumando turistas seducidos por el encanto tradicional del local y su oferta.

Los años fueron pasando y continuaron las anécdotas. Durante la postguerra la falta de abastecimiento hizo mella en el comercio. Apenas llegaba género a Pontevedra y los empleados cubrieron las estanterías con cajas vacías y papeles que supliesen las telas.

Hace 50 años el comercio se repartió en La Moda Ideal y La Moda Dabaixo.

Otra de las historias ligadas al comercio es que los trabajadores inventaron un lenguaje propio para comunicarse con más facilidad entre ellos. Lo que hacían en realidad era pronunciar las palabras al revés y además citaban claves para recordar los precios y las calidades de las telas sin que los clientes se enterasen. Cuentan los responsables del establecimiento que lo más sorprendente es que "nadie preguntó nunca lo que decían".

Hace 32 años se situó al frente de La Moda Ideal la sobrina-nieta de Luis González García, Maite Ramírez Baltuille, que continuó la tradición, apenas modificó el encantador establecimiento original y que anoche, en shock, comprobaba como las llamas devoraban su adorada tienda.

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