De las pruebas practicadas durante la jornada de ayer parece desprenderse que una de las estrategias que seguirá la defensa pasará por argumentar que O Briso, de haber realizado los disparos, los pudo hacer en defensa propia después de que unos hombres cuyo rostro se observaba dificilmente detrás de una braga náutica, acudiesen a su domicilio en plena madrugada y portando, al menos uno de ellos, un cuchillo.Esta versión de que alguien había entrado en su vivienda fue la que dio el propio acusado a los agentes cuando lo detuvieron y que reconocieron ayer en el juicio: "él nos dijo que tenía miedo, que estaba asustado porque iban a por él". Su cuñado también añadió que le dijo que se salvó "gracias al perro" que lo despertó con sus ladridos alertando de la presencia de extraños en el exterior.

En el lado opuesto de la balanza se sitúa la declaración de Fernando Moreira, quien salió vivo del tiroteo aunque con un impacto de bala. Asegura que ni llevaban la cara oculta y que él no vió al fallecido mostrar el cuchillo en ningún momento. Más al contrario, asegura que a Moisés apenas le dio tiempo a articular palabra antes de que "O Briso" comenzase a vaciar el cargador, primero, con dos disparos hacia Moisés y luego supone que contra él, puesto que no lo pudo ver dado que ya huía hacia su coche. Las acusaciones hicieron hincapié en el testimonio del camarero de un bar al que "O Briso" acudió esa madrugada poco después de los hechos. Le preguntaron si obsevó a "O Briso" asustado o si le comentó algo de que había sido víctima de un intento de asalto en su casa: "Allí no dijo nada, yo lo vi tranquilo", insistió en varias ocasiones. Mañana será el turno para los peritos que intentarán arrojar más luz sobre lo sucedido.