El Umia se mantuvo al límite durante buena parte de la madrugada del domingo al lunes. Anteayer por la tarde el caudal volvía a subir varios metros debido a las persistentes lluvias y los efectos de la crecida se notaron especialmente sobre las tres de la madrugada de ayer lunes, cuando el río bajaba al límite, aunque no llegó a desbordar a su paso por el casco urbano. Protección Civil, que vigiló la evolución del río toda la noche, cerró las sendas y accesos peatonales al entorno de los ríos Umia y Bermaña y las bombas volvieron a achicar agua en A Tafona, no obstante, al final no se produjeron inundaciones considerables. Sí se volvió a inundar el lavadero termal, que se había vaciado ese mismo día. Finalmente, sobre la una del mediodía de ayer detectaban finalmente un descenso lento y progresivo del cauce al amainar las precipitaciones. Ayer, Protección Civil comenzaba a valorar los daños causados por la riada utilizando para ello un "dron".

En Cuntis continúan evaluando los daños y preparándose para un nuevo temporal que se anuncia para mañana. El temor ahora en este municipio no se centra únicamente en las posibles inundaciones, sino también en la posible caída de árboles en la rivera del Gallo dado que la crecida arrastró una gran cantidad de tierra y debilitó mucho de los ejemplares que crecen junto al río que ahora podrían venirse abajo.