El espacio de coworking Arroelo opta este año a uno de los Premios Cidade de Pontevedra, convocados por el Concello. Su candidatura ha sido propuesta por el programa de trabajo Colabora 15. María Pierres, gestora de Arroelo junto a África Rodríguez, considera que el simple hecho de figurar en este listado ya es un motivo de felicidad aunque finalmente no consigan el galardón.
-¿Cómo recibieron la noticia? ¿Les sorprendió?
-Absolutamente. No te esperas nunca que puedas que puedas recibir un regalo como ese. Nosotras lo entendimos como una forma muy bonita de responder a la generosidad de toda la comunidad de este coworking. Para nosotras el mérito es de todos los que son y los que algún día quieran unirse.
-¿Cuántas personas forman parte de Arroelo?
-Desde que se abrió este espacio, que nosotras definimos como un centro que genera una actividad de innovación social, el número de personas han aumentado. En este momento estamos al borde de nuestra capacidad. Somos alrededor de unas cuarenta personas. Hay cabida para algunas más, pero muy pocas.
-¿De cuántos espacios disponen?
-Son unos 45, lo que ocurre es que jugamos mucho con los horarios. Hay coworkers que lo necesitan solo de mañana o de tarde, lo que permite que algunos puestos de trabajo estén ocupados indistintamente. Además, este año hemos iniciado una comunidad con socios.
-Y empezaron siendo?
-Empezamos en abril de 2013 siendo cinco o seis personas. Fue algo curioso porque África y yo nos encontramos en un foro de la red profesional LinkedIn en las que ambas preguntamos si alguien conocía esta fórmula de trabajo. Quedamos, tomamos un café y llegamos a la conclusión de que si no existía en Pontevedra, tendríamos que hacerlo nosotras. El objetivo era común y empezaron a surgir un montón de ideas y anhelos y en cuestión de un mes y medio estaba organizado.
-¿Qué formación tenían?
-Yo soy arquitecta y África tiene estudios de Derecho.
-¿Estaban en el Paro?
-En realidad no. Yo tenía una actividad desde 2008. Ya ejercía como arquitecta pero tenía que resolver una cuestión que consistía en que tenía un despacho propio que se quedaba vacío cuando tenía que salir por cuestiones laborales. Además, quería estar en un lugar donde hubiese más profesionales con los que poder relacionarme. En el caso de África, llevaba dos meses trabajando en casa, por lo que también necesitaba fijarse una rutina, unos horarios..
-¿De qué conocían esta fórmula?
-Yo, personalmente, la había rastreado en internet. Por aquel entonces solo había en Galicia dos iniciativas similares en A Coruña y Vigo. Sabía que había nacido en Norteamérica y me imaginaba que era algo interesante. En Barcelona, por ejemplo, hay muchos compañeros arquitectos que ya se asocian en locales y comparten espacio para desarrollar sus primeros años de carrera.
-¿Y aquí? ¿De qué sectores son los profesionales que comparten espacio?
-Producción de cine y vídeo, diseño, comunicación, museografía, ilustración, arquitectura, ingeniería, paisajismo, idiomas, traducción, psicología, estética, nutrición...
-¿Cuál es el perfil del coworker?
-Prácticamente, Arroelo está formado por profesionales a partir de 27 años. Son trabajadores que ya traen una mochilita detrás, que han trabajado para empresas, son autónomos? con inquietudes pero siempre con experiencia. Hemos incluso desanimado a gente que quería entrar porque no tenía definido su proyecto, ni siquiera su actividad. A veces confunden este espacio con un lugar donde se les va a dar un trabajo.
-¿La crisis fomenta este tipo de relaciones laborales novedosas?
-No tanto la crisis como la dificultad de emprender y plantearte que puedas tener contratados en tu empresa. La fórmula ahora está más en la línea del "freelance".
-¿Cómo se mantiene el local?
-Los coworkers renuevan mes a mes sus contratos según sus necesidades. Es una cuota mensual que va desde los 105 a los 190 euros.
-Además de una relación laboral creo que tienen una de amistad?
-Por su puesto, somos como una familia. Vivimos tan en comunidad que surgen esas sinergias, esas colaboraciones. Han surgido muchos proyectos de relaciones que si estuvieses en tu hogar nunca se plantearían, sin duda.
