El alcalde de Poio, Luciano Sobral, trasladará a la empresa concesionaria de la recogida de basura, Valoriza, las protestas de los vecinos de San Xoán sobre los problemas medioambientales que -según denuncian- genera esta firma. Se quejan de la acumulación de contenedores, colchones y residuos en la zona, además de las molestias que crean los camiones al salir del recinto a las once de la noche y entrar a las seis de la mañana.

El regidor se pondrá en contacto con la dirección de la empresa para trasladarle estas quejas y solicitar que modifique los horarios de entrada y salida de camiones, para no afectar al sueño de los residentes, además de limpiar y sanear el recinto, donde no se pueden acumular los residuos voluminosos que en la actualidad almacena la empresa.

Precisamente la situación de esta empresa y la imposición de una sanción por incumplimiento de contrato, será objeto de debate en el pleno municipal que se celebra a las 19.30 horas de hoy en Poio.

En cuanto a las quejas de los vecinos de Camiño da Bouza, sus portavoces se han dirigido al alcalde para comunicarle que las condiciones de las instalaciones de la empresa, así como los problemas derivados de ellas, ha ido empeorando día a día sin que se atiendan las quejas de los vecinos.

"La zona se está convirtiendo poco a poco en un creciente foco de contaminación medioambiental, donde se acumula los restos de basura y desperdicios propios de la actividad de la empresa, lugar donde se depositan los contenedores, grandes y pequeños, con innumerables dosis de excrementos y restos orgánicos, donde pululan colchones en posición ascendente y cuyo aspecto indica a todas luces el deterioro acumulado, espacio exterior donde, a su vez, se ha habilitado zonas de aparcamiento para los propios camiones de recogida de basura y donde se realizan intercambios de mercancía entre los camiones y contenedores y se ha creado una estación de lavado a la intemperie al objeto de pormenorizar los efectos de los residuos orgánicos e inorgánicos fruto de dicha recogida" exponen los vecinos.

Los residentes explican que un día sí y otro también tienen que soportar los malos olores que desprende la actividad que aquí se desarrolla. "Asistimos estupefactos a la creciente proliferación de nuevos inquilinos que van de un lugar a otro en busca de alimento y cobijo, como ratas de alcantarilla pero en un hábitat que reúne todas las condiciones idóneas para su crecimiento y expansión, con el agravante poner en peligro la propia salubridad de los vecinos", añaden.