El castro de A Lanzada es uno de los más destacados en el proyecto de restauración que promueven Fomento y la Diputación tanto por la importancia que tuvo en su época como centro comercial internacional y por ubicarse en uno de los centros turísticos básicos de la provincia, en Sanxenxo. Aunque ha sido objeto de excavaciones y mejora en los últimos años, por parte de la Diputación, se subraya que se encuentra "gravemente alterado ya que sobre él se levantó una ermita y un campo para fiestas con palco de música", además de "añadidos de cemento para consolidarla". Añade que "la necrópolis es la que aparentemente se conserva mejor", pero aún así y dada su envergadura, "hay que tener en cuenta que va de un lado a otro de la carretera PO-308 y que por tanto ésta pasa por encima. También a la derecha de la carretera sobre la necrópolis se encuentran numerosos chalés y viviendas".
Datado entre los siglos I y IV y emplazado en un saliente de tierra al lado de la playa de A Lanzada, este lugar está considerado como "uno de los puntos comerciales más importantes en el mundo conocido desde la Prehistoria, al comienzo de la Edad del Hierro hasta el inicio de la Edad Media". El concurso de ideas destaca que "fue el interés de fenicios y romanos por controlar el comercio del estaño lo que aupó al Castro de A Lanzada al importante puerto de intercambio que, a partir del año 450 antes de Cristo ya tenía una considerable relación comercial con el Mediterráneo y el sur de la Península".
Los materiales localizados en las sucesivas excavaciones "son bastante espectaculares y exóticos" y se citan ánforas de Palestina, collares de cuentas de cristal, ungüentarios de Egipto, cerámica roja de la isla griega de Delos. Además, sus pobladores, no más de 300, "explotaba los 30 o 40 kilómetros navegables del río Umia para vender cerca de A Estrada cerámicas púnicas".
