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Los hospitaleros del albergue se ponen las pilas con el inglés

Los voluntarios del "Virgen Peregrina" reciben clases una vez por semana de cinco jóvenes participantes en el programa Erasmus Plus

Los profesores y los alumnos del nivel 1 de inglés. // Gustavo Santos

"Where did you start your journey?" (¿Dónde comenzó su viaje?). Sissel Ravolainen, de 21 años y originaria de Finlandia, se dirige a varios alumnos adultos en la Casa Azul de Pontevedra. La joven, que ha estudiado Psicología en su país, pasa una temporada en Pontevedra. Ella es una de los cinco voluntarios del programa Erasmus Plus que colaboran con la Asociación de Amigos do Camiño Portugués a Santiago. Una parte de esa colaboración consiste en dar clases de inglés una vez por semana a los hospitaleros del albergue de peregrinos. Lo hace desinteresadamente y con el afán de que los viajeros y las personas que se encargan de gestionar las instalaciones del "Virgen Peregrina" se puedan entender.

"Lo mejor de estas clases es que no se desarrollan de un modo formal, por lo que los alumnos están relajados y muy motivados para aprender. Tampoco hacemos exámenes, así que todo es más fácil", explica la joven finlandesa.

"Ellos entienden casi todo lo que tratamos de enseñarles. Están muy predispuestos y motivados. Estoy felizmente sorprendida", indica.

Junto a ella se encuentra el italiano Gabriele Puggioni, de 25 años, que llegó a Pontevedra a través de una asociación de Cerdeña de voluntariado europeo internacional. Ambos profesores coinciden en que la parte más difícil de las clases del nivel básico o 0 es la pronunciación, de ahí que centren gran parte de estas en ese aspecto del aprendizaje.

Como sus alumnos, de partida, no tenían ningún nivel de inglés, los jóvenes insisten en el trabajo en el aula en "dar la bienvenida, explicar a los peregrinos dónde hay supermercados cercanos, dónde pueden comer bien?". "Llevamos un mes dando clases y al principio era más difícil. Para que cojan el ritmo intentamos hablar todo en inglés", dice Gabriele Puggioni, que confiesa que le gustaría estudiar Astronomía Física.

Dos niveles

Un piso más abajo se encuentran los alumnos del nivel 1. Ellos ya tienen unos conocimientos previos de la lengua anglosajona, por lo que sus profesores, Magdalena Hinterholzer (Austria, 19 años), Filio Tsakiri (Grecia, 23 años) y Eric Brorström (Suecia, 19 años), se afanan en ampliar el vocabulario de los hospitaleros respecto a tipos de prendas de ropa, comida, cuestiones de seguridad y otras útiles durante su trayecto por el Camiño de Santiago.

"Es muy divertido. Tienen algo de nivel, pero les cuesta la pronunciación, así que lo que hacemos es repetir y repetir las palabras hasta que las aprenden", cuenta Magdalena Hinterholzer.

La joven ha llegado a Pontevedra con conocimientos de español, idioma que estudió en su país durante cuatro años. "Me gusta esta ciudad porque es pequeña y tranquila. También me gusta mucho su gente, porque es muy alegre y abierta. Voy a estar un año", apunta.

Para preparar cada hora lectiva, ella y sus compañeros del nivel avanzado construyen diálogos útiles en la vida real. "Además, un día por semana vamos por el albergue. Por allí pasan peregrinos de todo el mundo, así que es obvio que el hecho de que los hospitaleros conozcan inglés es muy importante", recalca.

Muchas nacionalidades

Pero si los profesores manifiestan su satisfacción, los alumnos no se quedan atrás.

"Por ahora llevamos cuatro clases, pero ya tengo la sensación de haber aprendido mucho, aunque lo más difícil es pronunciar correctamente", cuenta Elena Gómez, hospitalera en el albergue "Virgen Peregrina" desde hace cinco años y alumna del nivel básico.

"Para nosotros estas clases son muy necesarias porque por el albergue pasan peregrinos de muchas nacionalidades: norteamericanos, coreanos, alemanes? y el inglés siempre es útil. Entre el inglés de ellos y nuestro español, y poniendo un poco de esfuerzo, logramos entendernos bastante bien", reconoce Elena Gómez.

En el nivel 1 se encuentra Tino Lores, presidente de la Asociación de Amigos del Camino Portugués. "Lo hacen muy bien porque tienen mucha paciencia con nosotros. Podrían ser nietos de muchos de nosotros. Cuando ven que algo no nos queda claro, vamos para atrás y para adelante", bromea.

Tino Lores es el artífice de esta iniciativa, que se ha puesto en marcha con la colaboración de la Casa Azul, dependiente de la Concellería de Benestar Social de Pontevedra. "Yo sentía que el albergue tenía esta necesidad idiomática, y, además, me pareció una forma muy adecuada de propiciar el relevo generacional entre los hospitaleros. De este modo, siempre hay alguna persona joven con conocimiento de idiomas con los veteranos", explica.

Para Lores, con los chavales extranjeros ayudando en la atención de los peregrinos se prolonga el espíritu del albergue, pensado, especialmente, "para aquellas personas que quieren hacer el Camiño y que no tienen recursos para pagarse un hotel". "Lo que queremos es que este espíritu, esas ganas de ayudar, no se terminen nunca", enfatiza.

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