El Seprona constató que al menos una quincena de cafeterías y algún hotel de la ciudad de Pontevedra compraban los churros fabricados en el obrador clandestino clausurado por los agentes de esta unidad de la Guardia Civil el pasado miércoles tras certificar que este producto se elaboraba sin cumplir las más mínimas medidas de higiene, además de no contar con ningún tipo de control sanitario, industrial ni fiscal.

No obstante, según las fuentes consultadas, se cree que probablemente sean más los establecimientos que acabaron por servir estos churros dado que los agentes constataron que la venta de estos churros estaba bastante "generalizada" en toda la ciudad al funcionar como un sistema de venta casi a domicilio. Los responsables del obrador contaban con una persona que utilizaban casi a modo de comercial a la que se le podían encargar los churros y en ocasiones eran los propios churreros los que ofrecían este producto a las cafeterías a modo de servicio a domicilio o venta ambulante.

Ahora, tanto el Seprona como Sanidade han levantado diferentes actas de infracción administrativas por incumplimiento de normativas europeas y también se seguridad alimentaria en España que podrían llevar a fuertes multas para los responsables de este obrador en el que se habrían instalado aproximadamente en torno al mes de agosto.

Además de la falta de controles sanitarios, la situación higiénica en este local fue calificada por la Guardia Civil como "deplorable" dado que los churros se cocinaban entre numerosas bolsas de basura almacenadas, raticida y heces de roedores.