Aunque el proyecto de compostaje aún está verde, el gobierno local sí tiene definidas algunas lineas de actuación. Una de ellas es la necesidad de establecer una recogida selectiva en los hogares de modo que sean los ciudadanos los que separen adecuadamente la materia orgánica del resto de la basura. Sin esa "colaboración vecinal" no tendrá éxito el proyecto de compost. Por ello se apuesta por una intensa campaña de formación y concienciación para que la materia orgánica que se envíe a Canicouva esté lo más libre posible de otros compuestos y el producto final "sea de calidad".

Mientras tanto, el Concello aspira a ir reduciendo antes de 2017 el contenido de orgánico en la basura que se envía a Sogama mediante su participación en el plan provincial de composteros individuales y comunitarios. En el primer caso ya se han realizado experiencias piloto en viviendas del rural, ya que es necesario disponer de una huerta que produzca material estructurante (restos vegetales para mezclarse con la materia orgánica) y donde instalar los compostadores.

Por su parte, el sistema comunitario está pensado para barrios y parroquias con un núcleo de unas 300 personas y ya hay dos posibles ubicaciones en la ciudad. Una de ellas sería en Eduardo Pondal, vinculado a la huerta urbana allí instalada, y la otra opción es Monte Porreiro, al margen de las iniciativas de comunidades de montes y asociaciones de vecinos.

El año 2017 es el fijado por el Concello para que la planta de compostaje esté en funcionamiento. Y ese mismo año es cuando finaliza, en junio, el actual contrato con Cespa de recogida de basuras y limpieza viaria. La intención municipal, salvo que se habilite otra fórmula con la Diputación, es incluir la ejecución y gestión de la planta en esa futura concesión, pero la nueva Ley de Contratos limita este tipo de adjudicaciones a un máximo de cuatro años, periodo que el alcalde considera "un obstáculo" ya que es corto para amortizar la elevada inversión que requiere un servicio de este tipo. Por ello, ya se trabaja en fórmulas para soslayar ese plazo máximo y reconvertir un contrato de servicios en una concesión. En todo caso, se mantiene ese horizonte no solo para reciclar la mitad de la materia orgánica, sino también para rebajar la elevada factura de Sogama.