La última operación realizada por la Guardia Civil puede ser difícil de digerir para muchos pontevedreses después de que sepan que pudieron consumir churros cocinados en unas condiciones higiénicas realmente lamentables. Agentes del Seprona de la Guardia Civil de Pontevedra clausuraron un obrador de churros, supuestamente clandestino y ubicado en el centro de la ciudad, que presentaba graves deficiencias higiénico sanitarias.

Las investigaciones se iniciaron a finales del mes de noviembre cuando se tuvo conocimiento de la existencia de este local en la zona de Campolongo, sin rotulación comercial alguna, en el que se estaban elaborando churros para su posterior distribución y venta a distintos establecimientos de hostelería de la ciudad. Una vez determinados los horarios e itinerarios del reparto, se coordinó un operativo conjunto con inspectores del Servicio de Control de Riesgos Ambientales, pertenecientes a la Consellería de Sanidade de la Xunta, para comprobar los establecimientos a los que se vendía esta mercancía, todos ellos en el centro urbano de la ciudad.

En una segunda fase de la investigación, que se llevó a cabo este miércoles, se consiguió "abortar" la entrega de una partida de churros en un establecimiento hostelero de la ciudad. De forma simultánea, se inspeccionaron las instalaciones del obrador en el que se elaboraban los churros y allí se descubrió las condiciones lamentables en las que se preparaban: se realizaba una actividad alimentaria y comercial sin ningún tipo de control sanitario, industrial y fiscal, con "deplorables condiciones higiénico-sanitarias", insistían ayer fuentes de la Comandancia.

A modo de ejemplo, la Guardia Civil cita el hecho de que durante la inspección observasen como "en la mesa de elaboración de la masa de los churros se hubiera encontrado esparcido material de raticidas mezclado con heces de roedores". "El habitáculo, donde también se almacenaba la mercancía y la maquinaria propia de la venta ambulante, no cumplía los requisitos mínimos de salubridad", añaden.

Asimismo, se llegaron a contabilizar una veintena de bolsas de basura "sin gestionar" en el interior del local, es decir, a la espera de ser depositadas en algún contenedor. También se intervino e inmovilizó diverso material de alimentación en un arcón congelador (fundamentalmente carnes y embutidos con fechas de consumo preferentemente rebasadas) presumiblemente conservado para darle uso en la actividad de venta ambulante.

Finalmente, teniendo en cuenta que los hechos constatados contravienen la normativa en vigor en materia de defensa de la calidad alimentaria, se procedió a levantar acta conjunta entre los inspectores de Sanidade y el Seprona suspendiendo la actividad, clausurando el local e interviniendo todos los productos que no cumplían la normativa. Los responsables del local se enfrentan a una posible sanción administrativa y se estudia si incurrieron en alguna infracción los establecimientos hosteleros que adquirían los churros.