El comandante director de la Escuela Naval Militar, José María Núñez Torrente, presidió ayer el acto de entrega de sables a los futuros oficiales de la Armada, dentro del tradicional marco de la Lectura de Leyes penales. Este acto, al que asiste toda la dotación y en el que se lee algún artículo de las Ordenanzas, es una actividad habitual en la Armada, que se celebra en los buques y las dependencias, para dar realce a distintos eventos.

En éste se enmarca la tradicional ceremonia de "Entrega de Sables", en la que los alumnos de tercer curso entregan un sable, arma reglamentaria del oficial de la Armada, y apadrinan a los recién incorporados aspirantes de Primero, estableciéndose en muchos casos especiales lazos de compañerismo y amistad entre ellos, que llegan a durar toda la vida. Ayer recibieron el sable un total de 102 alumnos, de los cuales 8 son mujeres.

La ceremonia de entrega de sables simboliza la ayuda, el consejo y el ánimo que en todo momento debe recibir el alumno más moderno del más antiguo, como consecuencia de una más prolongada dedicación al servicio, experiencia, afición, entusiasmo y entrega. Por lo tanto, esta ceremonia pretende ser semilla de compañerismo y lealtad. El acto concluyó con el desfile del batallón de alumnos, una vez que el comandante director dirigió una alocución a todos los asistentes.

En su intervención, el comandante Núñez Torrente habló a los alumnos de la importancia de preservar la tradición, que "engloba las costumbres que cada institución considera valiosas y por ello decide mantenerlas, para que sean aprendidas por las nuevas generaciones como parte indispensable de su legado cultural y moral".

"Esta tradición es una herencia que recibimos de nuestros antepasados y que nos revela nuestra identidad; por tanto, debe constituir un motivo de respeto y de orgullo para todo los que formamos parte de la Armada, por lo que somos y por lo que representamos", les dijo el comandante.

También les habló del honor, "esa cualidad moral que obliga al hombre al más estricto cumplimiento de sus deberes consigo mismo y con los demás. Es la inclinación permanente a la búsqueda de la verdad sobre la falsedad y de lo justo sobre lo injusto; por tanto, el honor compromete, el honor exige nuestro esfuerzo continuado; el honor demanda nuestra renuncia a lo fácil y a la comodidad personal. El honor, en definitiva, marca el código de conducta que nos marca lo que no debemos hacer y por lo que nunca debemos pasar. Es difícil condensar un código de conducta a seguir con menos palabras que el que marca la ceremonia de entrega del sable de oficial: "No lo desenvaines sin razón, no lo envaines sin honor". Y por último, habló de compañerismo; "que es el vínculo de unión y armonía entre compañeros, que debe cultivarse durante vuestra estancia en esta escuela y acrecentarse y madurar a lo largo de vuestra profesión. Fomentar el compañerismo es una prioridad para quienes tenemos la responsabilidad de educaros militarmente, ya el compañerismo es esencial para: compartir tareas, trabajar en equipo, intercambiar opiniones con respeto, alcanzar acuerdos consensuados y tomar decisiones aceptables".