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Una sola reivindicación 365 días al año

Las personas con discapacidad demandan una mayor implicación del Concello de Pontevedra y las empresas en la adaptación de la ciudad y los locales a sus necesidades

Los usuarios del centro de día de Cogami en Pontevedra durante una clase de informática. // Rafa Vázquez

"Queremos que este día se celebre los 365 días del año, no solo hoy. No hay que olvidar que las dificultades con las que se encuentran las personas con discapacidad se presentan a diario". Helena Cabral, secretaria de la Asociación Amizade y pedagoga del centro de día de la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad, Cogami, hacía suyo ayer un deseo colectivo. Con sus palabras se resumen las reivindicaciones de personas como Dani Vila, Gabriel García, David Castiñeiras, Ángel Martínez y Rosa María Fresco, algunos de los usuarios de las instalaciones de Cogami, que reclaman más atención por parte de las instituciones públicas, en especial de los concellos, para que faciliten su día a día y ayuden a normalizar su situación.

Bajo el lema "La inclusión importa: acceso y empoderamiento para personas con todo tipo de capacidad" ayer se celebraba en todo el mundo el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el objetivo de favorecer el acceso, sin exclusión, a áreas como el transporte, el empleo, la educación y la vida política y social.

"Es importante que se celebre este día, porque significa que estamos ahí, que se acuerdan de nosotros", asegura Ángel Martínez, vecino de 33 años de la parroquia de Bora.

"Días como estos son los que hacen recordar a la sociedad que siempre se puede hacer algo más por colectivos como el nuestro", dice, por su parte, el pontevedrés David Castiñeiras, de 35 años.

Ambos jóvenes sufrieron sendos accidentes de tráfico que les provocaron traumatismo craneoencefálico. "Yo estuve más de dos meses en coma. Tenía 22 años cuando me quedé dormido al volante", recuerda Ángel Martínez, que confiesa que desde entonces se planteó volver a conducir un coche, "pero no me veía capaz". "Lo que antes te parecía algo facilísimo, ahora se te hace un mundo. Por ejemplo, para sacarte el carné de conducir en esta situación tienes que irte a Vigo, ya que ninguna autoescuela en Pontevedra tiene coches adaptados", cuenta.

En su caso, además, tuvo que cambiarse de gimnasio, ya que no encontraba ninguno con cuarto de baño adaptado. "Y el deporte, para nosotros, es muy importante".

La cuestión de los cuartos de baño es una de las que más condiciona la vida de las personas con discapacidad. "Para nosotros el ocio también se complica. El simple hecho de querer ir a una cafetería o un pub donde los baños no estén adaptados nos echa para atrás", apunta David Castiñeiras.

"Épocas como esta, en las que todo el mundo celebra sus cenas de Navidad son una odisea para nosotros", señala Ángel Martínez.

La ciudad

Para ellos Pontevedra no es tan idílica "como se dice". "Nos parece muy bien que reciba premios por ser una ciudad accesible, pero, a la hora de la verdad, nosotros nos encontramos con muchísimas complicaciones porque una cosa es el centro de la ciudad, y otra muy distinta sus barrios y alrededores", subraya Dani Vila, de 20 años y vecino de Barro.

En este sentido, Ángel Martínez se muestra muy crítico con la utilización de las plazas de aparcamiento por parte de personas que no tienen discapacidad: "utilizan esos espacios con tarjetas de familiares y para nosotros son imprescindibles para ir a hacer una compra al centro".

Esta es solo una de las muchas reivindicaciones que el grupo hace a las autoridades locales y a los empresarios, "que deberían adaptar sus establecimientos a todo tipo de personas, con puertas y pasillos anchos", indica Gabriel García, de 21 años y de Moraña.

La Asociación de Personas con Discapacidad Amizade, de la comarca de Pontevedra, forma parte de Cogami. Ofrece servicios de fisioterapia, terapia ocupacional, puntualmente sesiones de logopedia y psicología, comidas todos los días y el transporte hasta la puerta de casa de sus usuarios, discapacitados físicos. Estos se pueden beneficiar de esta oferta mediante un sistema de copago a través de la Xunta de Galicia, que varía dependiendo de la pensión que dispongan, de carácter contributivo o no, aunque lo habitual es que la cantidad que pagan al mes no baje de los 200 euros.

Además, Amizade ofrece talleres de cocina, cuero, teatro, pintura, marquetería, informática y de formación para obtener el título de la ESO o universitario, de la UNED, dependiendo de la discapacidad.

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