El almacén de la delegación de Pontevedra del Banco de Alimentos, en la calle Faustino Santalices, es un no parar estos días. Tras la Gran Recogida del pasado fin de semana, los voluntarios han redoblado sus turnos para poder hacer frente a la llegada de kilos y más kilos solidarios entregados por miles de pontevedreses en los supermercados de la comarca. Los cerca de 800 metros cuadrados del local se llenan tras esta iniciativa, que se celebra una vez al año.
"Algunos supermercados nos han hecho el favor de guardarnos los palés unos días mientras vamos poniendo orden aquí", asegura José Luis Doval, responsable de la entidad en Pontevedra.
Doval tenía mucha confianza en la ciudadanía, "que ha respondido como nosotros esperábamos". "El balance es muy positivo", dice en relación a las 70 toneladas recogidas en la ciudad de Pontevedra y concellos vecinos.
"La solidaridad de los pontevedreses es increíble. Siempre demuestran un gran cariño hacia los más necesitados", subraya.
Entre esas donaciones desinteresadas de alimentos, los voluntarios fueron testigos de emocionantes entregas, "como la de un carro valorado en 270 euros realizada por un particular". "En estos casos suelen ser personas que solo donan una vez al año y deciden hacerlo de este modo", aclara Doval.
Ahora el trabajo de los voluntarios es clasificar todos los artículos en las largas estanterías habilitadas para este fin. De la puerta de entrada de este espacio cuelga un cartel que dice: "No pasar ningún alimento sin el visto bueno".
Cajas de leche, aceite, harina, pasta, salsa de tomate, cacao en polvo, conservas, enlatados, legumbres y otros se amontonan a la espera de ser ordenados por los ocho voluntarios habituales del Banco de Alimentos, que estas semanas serán ayudados por más personas de refuerzo.
"Agradecemos la ayuda de todo el mundo. De los ciudadanos, de los más de 300 voluntarios y, sobre todo, de algunos colectivos sin los cuales no hubiéramos podido llevar a cabo esto, como la Brilat, la Escuela Naval, Viaqua y Comercial Senra, que aportaron personal y vehículos", recalca José Luis Doval.
Una vez que sean ordenados, los artículos terminarán siendo donados a las ONG con las que el Banco de Alimentos trabaja durante todo el año: Calor y Café, el comedor de San Francisco, Cáritas, Red Madre, Rexurdir, las parroquias...
"Cada mes estas organizaciones vienen hasta nosotros y se pone en marcha un protocolo, consistente en que nos digan el número de beneficiarios que tienen, que, evidentemente, tienen que estar en una situación de exclusión social. En función de este número se les da una cantidad de kilos", explica Doval.
Cada mes se despachan 19 toneladas de alimentos en el almacén de la calle Faustino Santalices. "Las cuentas están bien claras, con lo que teníamos y lo que se ha recogido el pasado fin de semana, a partir de septiembre esto se quedaría vacío ya de nuevo", aclara su responsable.
"Hay algunas instituciones a las que ya llegan donaciones directas, como el comedor de San Francisco, pero nosotros seguimos colaborando igual juntos", puntualiza.
Pontevedra y su entorno cuentan en estos momentos con cerca de 3.000 familias necesitadas de ayuda, una cifra que sube hasta las 25.000 personas en la provincia.
"Se ha notado un aumento en este sentido, sobre todo de núcleos familiares que cuentan con varios miembros en paro y que solo pueden hacer frente a los gastos de la vivienda. Recurren a nosotros para que, al menos les solventemos la cuestión de la comida".
José Luis Doval puntualiza que los voluntarios solo pueden recoger alimentos. "El único dinero que podemos aceptar es el de las personas que quieren donar mensualmente como socias", indica.
Además de la Gran Recogida, el Banco de Alimentos celebra cada tres o cuatro meses otras "operaciones kilo", que, aunque menores, ayudan a la institución a cubrir las necesidades del resto del año para con los más necesitados.
