La mujer acusada de prender fuego al piso de su marido y luego abandonar el mismo tras dejar la espita del gas abierta, Erica P. S., explica el origen del incendio que causó graves daños en el inmuebles a un posible accidente que se produjo debido al estado de embriaguez en el que se encontraba tras una noche de fiesta. La mujer, que se negó a contestar a las preguntas del Ministerio Fiscal y solo respondió a su abogado, dijo ayer en el juicio no acordarse "muy bien de los hechos" dado que "estaba bebida". Sí explicó que tuvo una discusión con su marido y que apenas recordó que activó la llave del butano de la cocina y la encendió para hacer una sopa y que estaba fumando un cigarrillo en el salón, hechos que podrían explicar el incendio y que el gas se encontrase abierto. Aunque dice no acordarse de cómo sucedió sí reconoce que "pudo caerse" el cigarrillo y provocar el incendio. En cualquier caso, sostiene que el incendio no puso en riesgo a ninguna persona dado que estaba ella sola en la vivienda (un cuarto piso en un edificio en el que hay otras tres viviendas más en la calle Francisco Asorey, en la zona de Pasarón).

Junto a él se sentó en el banquillo de los acusados el hijo de su marido, Fabián F. M., para quien la fiscal solicita una pena de 8 meses de prisión por un delito de lesiones en el ámbito familiar. Fabián explicó que aquel 27 de junio de 2013 Erica P. S. regresó a las 9 y media de la mañana a casa "borracha y muy alterada". Esto provocó que discutiese con su padre Jorge quien decidió, para evitar que continuase la discusión y que sus hijos la presenciasen, bajar con ellos al segundo piso, en donde residen sus padres y abuelos de los pequeños, mientras Erica quedaba sola en la vivienda. Fabián explicó que luego comenzó a escuchar "ruidos fuertes" procedentes de su domicilio y acudió a ver qué sucedía. Afirma que se encontró a Erica en su habitación rompiendo mobiliario y otros enseres de la casa. "Intenté calmarla, hubo un forcejeo y nos caímos al suelo" dijo ayer en el juicio, aunque negó que hubiera propinado a Erica "un golpe directo".

También declaró el padre el joven y marido de la acusada, con quien convive actualmente. Tras reiterar que discutió con su mujer por el estado en el que llegaba, confirmó la versión dada por su hijo ante el tribunal y añadió que él achaca el incendio más "a un despiste por el estado en el que se encontraba" que a cualquier otra cosa. Confirmó que la mujer traía consigo un paquete de tabaco y que "cuando bebe sí que fuma" por lo que no le sorprendería que la causa del incendio pudiera ser un cigarrillo. También negó que hubiera puesto en peligro la vida de otras personas salvo de ella misma.

La Fiscalía, no obstante, insiste en considerar que el incendio fue intencionado y que sí puso en riesgo al resto de los habitantes del edificio y por eso mantuvo al término del juicio su petición inicial de una condena de diez años de prisión para la acusada. Aunque ningún testigo ni especialista llegó a determinar la causa del fuego, los bomberos y los expertos de la Policía Científica sí indicaron que había varias cuestiones cuando menos "chocantes", en palabras de un bombero, como la existencia de dos focos distintos e "independientes", uno en el salón y otro en una habitación, "inconexos" entre sí. Además, los bomberos confirmaron que la espita del gas de uno de los quemadores de la cocina se encontraba abierto y soltando butano. Para el entonces jefe de la Brigada de la Policía Científica de Pontevedra un hecho objetivo era que en ese quemador no se estaba cocinando nada de lo que se encontró en aquella estancia (un plato de arroz y una tortilla) ni tampoco consideró viable que el escape de gas se pudiera producir al apagarse la llama por el desbordamiento de algún tipo de cazuela que estuviera al fuego.

Peligrosidad del incendio

En cuanto a la peligrosidad del incendio para terceras personas, el jefe de bomberos señaló que se trató de un incendio de cierta entidad que provocó que se alcanzasen altas temperaturas en la vivienda y que, por lo tanto, había riesgo de que se pudiera extender a otros inmuebles, así como a una posible deflagración. El responsable de la Policía Científica señaló utilizó el lenguaje coloquial para indicar que la acumulación de gas en una estancia como aquella cocina pudo provocar "un pepinazo importante" en el caso de que se hubiera llegado a producir una deflagración.