Pasadas las dos y media de la tarde José Manuel Rodríguez recoge su puesto y afirma que "el día ha ido menos mal, Pontevedra no es una plaza de primera fila, aquí se vende menos y se regatea más, pero hay que decir que hoy hubo el doble o el triple de gente y los vendedores se marchan contentos".

Y es que muy pocos de los clientes asiduos del mercadillo, incluso de los que hace años que ya no acudía, se resistieron a conocer la nueva ubicación y el reparto de puestos.

La única pega que reiteran los vendedores tras el primer día, "no poder cargar, especialmente para los que venimos solos porque tenemos que dejar solo el puesto mientras vamos y venimos con las cajas".

De hecho, la instrucción que hace una semana repartió el Concello entre los vendedores establecía un horario para estacionar las furgonetas en la calle Sierra a primera hora de la mañana, sin posibilidad de dejarla en la zona.