-¿Qué representa para usted esta ciudad?
-Antes de abrir la clínica ya había trabajado en Pontevedra y me gustaba, tuve oportunidad en aquel momento de vivir en otros lados pero Pontevedra me gustaba, y en estos 30 años dio un vuelco enorme. Ahora que vamos a entrar en periodo electoral le diré que recuerdo de cuando empecé con la clínica es que pasaba el trole por delante y había tres coches con altavoces de partidos diferentes gritándose unos a otros (risas), hoy una escena así es impensable; Pontevedra para los ciudadanos de aquí, y reconozco que algunos que vienen de fuera puedan tener dificultades, ha mejorado mucho, todos los que nos visitan se llevan una buena impresión de ella y goza de un merecido prestigio fuera de Galicia.
-¿Y los pontevedreses somos buenos pacientes?
-(risas) Si, si, somos muy buenos pacientes. Tanto que ahora pretendo que mi hijo continúe con la labor que inicié yo en la clínica, es una idea de continuidad y de permanencia que creo que te exige mucha mayor responsabilidad porque esa permanencia es todo un reto y exige un sobreesfuerzo, pero también considero que aporta un añadido de confianza, que a su vez exige más responsabilidad al profesional.
-Afirma que disfruta en especial del patrimonio de la ciudad...
-Pontevedra siempre ha tenido un gran patrimonio pero a mayores hay que reconocer que ha habido una apuesta valiente y decidida y que la gente que viene de fuera la elogia muchísimo, eso no quita para que algunos hayamos sido escépticos en algunos aspectos, pero sobre el éxito del modelo, también en la puesta en valor del patrimonio, no cabe duda.
-Es una persona interesada por la cultura ¿qué nos aporta?
-La cultura es básica, y en estos momentos si algo me preocupa es la educación, que es crucial, sin ella un país fracasa y no entiendo como se puede sacar Filosofía del Bachillerato, no concibo un país en donde la Filosofía pueda abandonar la Educación Secundaria, es un error gravísimo; lo que percibo es que cada vez estamos formando más técnicos, una sociedad en la que se pierde perspectiva e incapaz de analizar la información. Seguramente no hayamos tenido una generación con más posibilidad de información que la actual, y sin embargo no sabemos filtrar, manejar y analizar esa información, incluso damos por bueno cualquier contenido de Internet.
-¿Lo sufren mucho en las consultas?
-Se ve muchísimo en nuestra profesión, cualquier paisano con una breve explicación es capaz de comprender lo que son dos implantes o una endodoncia, y sin embargo me encuentro con gente que ha leído sobre el tema en Internet y no entiende nada, llega con un rollo en la cabeza, incapaz de discernir, sucede seguramente porque tenemos más información de la que realmente sabemos analizar y procesar.
Miles de pontevedreses han pasado en los últimos 30 años por la clínica dental de José Manuel Vidal, que se despide este mes como presidente del Colegio Oficial de Dentistas de Pontevedra y Ourense.
-¿Qué balance hace de estos 8 años al frente del colegio profesional y por qué ha decidido dejar la presidencia?
-El balance no puede ser más positivo, fue un mandato de responsabilidad, atendiendo a las necesidades del colegio, las exigencias de colegiación y profesionalización, y también responsabilidad a la hora de dejarlo, de renovar los cargos, haciéndolo de modo que la institución funcione de manera normal y que no se produzcan fracturas entre los colegiados. Estamos en un buen momento, trabajamos con un equipo muy bueno y era el momento de renovar, también teniendo en cuenta que la profesión ha sufrido un vuelco generacional
-¿Cuál es hoy la edad media de los dentistas que encabeza?
-La edad media de nuestros colegiados se ha trasladado y hoy está en torno a los 40 años, de modo que creo que era un buen momento para hacer el cambio.
-En paralelo a ese vuelco generacional también ha habido todo un cambio en el llamado negocio de la salud, una expresión que temo que no le guste.
-No me gusta ese concepto no, creo que negocio asociado a la salud es una peligrosa idea que debemos combatir, la salud no debe verse como un negocio en el sentido más espurio, y por lo que respecta a la profesión ha habido un gran cambio en lo que respecta al número de profesionales, se ha disparado y está muy por encima de la media de cualquier país europeo, un efecto que de no regularse va a generar un serio problema de oportunidades de trabajo. En realidad ya los está produciendo, por un lado se están cerrando facultades y por otro lado nuestros titulados se están yendo a Inglaterra y Francia. Y por lo que respecta al negocio de la salud si que han surgido una serie de fórmulas que para mi gusto son excesivamente mercantilistas y, especialmente en lo que respecta a su publicidad, se quedan fuera de lo que es ético o estético.
-¿Se refiere a las grandes cadenas de clínicas dentales?
-No solo a ellas, ni a las grandes cadenas ni a los grupos de inversión exclusivamente, a ellos y también los imitan mucho las clínicas tradicionales a la hora de adoptar algunas formas de propaganda que distan mucho de ser éticas. Lo peor es que muchas de esas publicidades son engañosas porque se están ofreciendo tratamientos novedosos que en realidad no son nada novedosas sino al revés, incluso más antiguas que nuestra propia titulación, y también ofrecen tratamientos que en realidad no van a cumplir, que son engañosos, todo eso genera falsas expectativas y al final se acaba en conflictos que generan demandas en los juzgados, quejas a los colegios y todo eso. Es un tema que pretendimos atajar con la campaña "A saúde non é cousa de risa" en la que buscamos, mediante el humor, llamar la atención sobre esas formas publicitarias que son engaños.
-¿Qué respondería a quienes le digan que un colegio profesional no es necesario, que defiende intereses de un colectivo exclusivamente?
-Es cierto que las organizaciones colegiales pueden presentar vicios como todas las instituciones, vicios que deben corregirse, pero los colegios profesionales, sobre todo los relacionados con la salud, prestan un servicio a la sociedad, garantizan que quien ejerce y tiene responsabilidad sobre nuestra salud tiene conocimientos, titulación reconocida y además que observa un código deontológico, es por todo ello por lo que luchamos los colegios, especialmente porque esa dimensión deontológica tenga cada día más peso, hay que recuperar la confianza social en los colegios. A nosotros se dirigen muchas veces administraciones, autoridades judiciales etc para pedirnos información y consejo y también nos enorgullecemos de ese servicio, todo ello, repito, reconociendo que un colegio también presenta defectos que deben corregirse, precisamente para que cada día esa función social se preste mejor.
-Otro de los cambios que ha experimentado su profesión es el auge de la estética dental...
-Nuestra profesión no es ajena al auge de ese interés por la estética, no es algo exclusivo de los dentistas, pero nuestra profesión colabora muchísimo en la estética (sonríe) sin duda, solo tiene que pensar en los programas de cambios estéticos, por muchas operaciones y transformaciones nada, nada podría resultar igual sin retocar la dentadura y mejorar el aspecto de la boca, de modo que nuestro campo de actuación no es ajeno a ese fenómeno general de la estética que muchas veces está en los límites, en los bordes, de lo que es la salud. Más allá de eso, reconozco que no cabe duda de que la sonrisa es importantísima y colabora al extremo en la estética de una cara, por eso esos programas siempre la incluyen.
-Hace 30 años que ejerce en Pontevedra ¿ha cambiado mucho nuestra percepción de la salud dental?
-Si, llegué en el año 1984 y he notado muchos cambios, especialmente en la salud oral de los niños, que dio un vuelco, los programas de atención de la Xunta fueron un éxito, la atención infantil cambió a partir de ahí absolutamente y lo que se veía antes, que eran chupetes endulzados con miel o con azúcar para tranquilizar al niño, hace 30 años se veían pocos casos, pero se veían, ahora ninguno. A cambio, lo que si ha irrumpido es la aparición de caries por el consumo de psicofármacos, por antidepresivos, hipnóticos para dormir, que muchas personas ni los consideran fármacos sino simplemente un apoyo al irse a la cama, todos ellos producen sequedad de boca y caries, es un efecto raro que se ha producido, las caries desaparecieron en los niños y aumentaron en los adultos.
-¿Perciben cada vez más ese efecto en adultos?
-Si, en paralelo con el incremento de la venta de psicofármacos. También más roturas de dientes por bruxismo, por la tensión y el rechinado de dientes, pero es de aparición más reciente y con menos incidencia a la de las caries derivadas de psicofármacos.
-¿Cómo ve el futuro de la sanidad?
-La economía global y el estado de bienestar tal y como lo concebíamos en los países europeos van a ser muy difícil de compatibilizarlas, en un mercado transnacional parece difícil que ambas cosas pudiesen combinarse así que habrá que ser muy vigilantes sobre los agentes de la sanidad y desarrollar fórmulas más imaginativas pero también más difíciles; piense que la población retrocede, la esperanza de vida es mayor, aumenta la demanda sanitaria mientras que la población laboral es cada vez menor, y en ese escenario aparece la economía global, todo ello va a hacer muy difícil la pervivencia del estado de bienestar en Europa, será difícil.
