Teresa Rodríguez tiene 31 años. Tenía 29 cuando tuvo lugar lo que ella define como "el 30 de diciembre", una noche en la que ella y su hijo, por aquel entonces de 18 meses, pudieron perder la vida. Ahora ella ha rehecho su vida y tiene una nueva pareja. Su temor es qué ocurrirá cuando él cumpla la condena de tres años que cumple en prisión.

-¿En qué punto se encuentra?

-¿Ahora? Luchando porque a él no le concedan las visitas a la cárcel de nuestro hijo.

-¿Cuándo empezó todo?

-Al poco tiempo de casarnos. Habíamos estado más de un año de novios y todo era fantástico. Él se comportaba de forma normal. Pero cambió tras las boda. Un día que bebió un poco en una cena llegó la primera agresión física. Esa vez no denuncié.

-¿Por qué?

-Porque yo me había enfrentado a mi familia para estar con él, ya que no les gustaba porque él había estado en la cárcel por temas de drogas, y no sabía cómo contárselo. Además, pensé que había sido porque había bebido y no creí que se fuese a repetir. Y como me pidió perdón... Tras eso yo tuve el niño y no fuimos fuera de Pontevedra.

-¿Qué pasó el 30 de diciembre?

-Que llegó a casa todo loco y me intentó matar, primero con un cuchillo, después con unas tijeras. Yo estaba con mi hijo y la madrina del niño. Tuvimos que refugiarnos en casa de una vecina. Después llegó mi hermana, que avisó a mi padre y él a la Policía. A mi padre llegó a decirle que de allí solo me llevaría muerta. Los agentes lo encontraron golpeando la puerta y gritando que me iba a matar. Parece muy largo de contar, pero sucedió todo en minutos.

-¿Dependía de él económicamente?

-Nunca. Yo siempre tuve mi trabajo y mi dinero.

-¿Y su familia?

-No sabía nada. Y yo tenía miedo porque me amenazaba con quitarme al niño. Llega un momento en que asumes que es la vida que te tocó vivir y que es así. Y mira que yo tengo mi carácter, pero... consiguió aislarme de todo el mundo.

-¿Se puede vivir así?

-Te acostumbras.

-Y ahora echa la vista atrás...

-Ahora veo que de verdad tengo una vida. Yo ahora tengo una nueva pareja y una niña de cuatro meses. Sé lo que es un hombre que te quiere de verdad.

-¿Piensa en el futuro?

-Me siento protegida porque él está en la cárcel, pero en el momento en que salga sé que me tendré que ir de Pontevedra. Yo aquí no me puedo quedar esperando a que me mate, a mí o a mi hijo.