La pesadilla de Carmen Suárez, de origen peruano y 45 años, comenzó cuando comenzó a vivir con un gallego con el que mantenía una relación sentimental. Madre de una niña de 13 años y un chico de 18, la mujer anima a todas las víctimas de violencia de género a denunciar para salvar sus vidas.

-Todo comenzó cuando se fueron a vivir juntos...

-Sí. Yo lo conocí a través de una amiga, y hasta ese día había sido un hombre atento. Los primeros días viviendo juntos también era amable. Ayudaba en casa, iba a la compra... Pero después, poco a poco, me fui desengañando. Sospechaba que no trabajaba y que se pasaba los días en los bares bebiendo.

-¿Cuál fue el día que lo cambió todo?

-Una Nochebuena. Ese día me encerró en el cuarto y me empujó varias veces. Me agarraba fuerte de los brazos y me insultaba. Me acusó de coquetear con otros hombres. Esa noche sentí que me iba a matar. Sé que lo tenía que haber denunciado entonces, pero lo achaqué a que estaba algo bebido. No debería habérselo permitido.

-¿Por qué tomó la decisión posteriormente?

-Cuando empezó el año nuevo, le dije que se tenía que ir de casa, porque la casa era mía, y él me respondió: "si tú me dejas, yo te mato con una pistola que tengo". Estábamos en el portal y le dije que esperase abajo, que yo le bajaba una maleta. Pasaron dos vecinos que intuyeron algo y esperaron en la escalera, cuando él comenzó a pegarme ellos bajaron y me socorrieron. Me tenía agarrada del cuello y yo apenas podía respirar. Se incorporaron otros vecinos y llegó la Policía. Denuncié después porque recibía unas setenta llamadas suyas al día y cientos de mensajes diciéndome que me quería.

-¿Fue ahí cuando se dictó la orden de alejamiento?

-No. Todavía no fue ahí porque la juez consideró que no había indicios para ello. Fue un juicio rápido y él no acudió. Los meses siguientes fueron una pesadilla. Me perseguía por la calle y yo estaba muerta de miedo.

-¿Cómo consiguió la orden?

-El día de su cumpleaños se presentó en mi casa aporreando la puerta y diciendo que me iba a matar. Yo no estaba, pero sabía que él estaba allí porque me llamó al móvil. Esa noche por fin lo detuvieron y por fin se dictó la orden de alejamiento de dos años.

-¿Se siente tranquila?

-Siento que he salvado la vida. Las que hemos denunciado nos hemos salvado. A veces son muy sutiles, pero todos los maltratadores son iguales.