Todos coinciden en que la PO-546, la carretera vieja de Marín necesita de una remodelación urgente para resolver sus graves carencias en seguridad y conservación, pero la Xunta, titular del vial y obligada a su conservación, no parece dispuesta a acometer inversión alguna en ella. Así se desprende de la llamativa propuesta que lanzó ayer el PP local al exponer al colectivo de ciclistas de Masa Crítica, que la mejor solución para garantizar el tránsito de bicicletas por esa carretera es que sea el Concello el que acometa una reforma integral.

Para ello, añade el portavoz del PP, Jacobo Moreira, es que el gobierno local pida a la Xunta la transferencia de la PO-546 entre Pontevedra y Placeres ya que se trata de una vía "con características básicamente urbanas". Esta falta de inversión de la Xunta en la red viaria local de titularidad autonómica no solo se produce en la carretera vieja de Marín, sino en otras como la PO-531 de Vilagarcía, si bien en el primer caso, el PP pretende que otras administraciones, en este caso la municipal, supla a la Xunta.

La carretera vieja se convirtió desde julio pasado en la única conexión directa entre Pontevedra y Marín para los ciclistas, ya que en julio se prohibió su tránsito, así como el de peatones por la autovía de Marín, como medida para evitar accidentes y atropellos. Sin embargo, los aficionados a la bici señalan que la PO-546 es más peligrosa que la PO-11 debido al deterioro del firme, la falta de arcenes y el elevado tráfico de camiones y vehículos pesados que soporta, por lo que desde entonces reclaman su mejora integral, sin respuesta alguna y sin visos de que se vaya a atender a corto plazo por parte de su titular, a la vista de la propuesta de ayer del PP.

Los populares incluso tienen previsto trasladar el asunto al próximo pleno municipal para que se apruebe esa petición de transferencia y "el Concello pueda así decidir qué mejoras se deben acometer para la humanización y seguridad vial".

Se da la circunstancia de que en su día el Concello ya trató de obtener la cesión de al menos el tramo más próximo a la ciudad, por Mollabao, para crear "lombos" en el entorno de la Casa del Mar, pero la Xunta no solo desatendió esa transferencia sino que rehusó colocar esos elementos o autorizar al Concello a instalarlos.