Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El picudo rojo, detectado en otros puntos del municipio, aniquila un ejemplar en Cobián Roffignac

Una plaga que asola las palmeras llega a la ciudad y obliga a extremar el control en todos los parques

Los servicios municipales ya aplican tratamientos en los Jardines de Vincenti, que albergan una de las colecciones más valiosas -La acción del insecto debilita de tal manera el árbol que se puede desplomar o perder toda su copa de golpe

Tratamiento realizado en verano en Las Palmeras. // Rafa Vázquez

La plaga del picudo rojo, un insecto de origen asiático que aniquila por completo las palmeras en las que anida, acaba de detectarse en Pontevedra después de dos años de rápida extensión por el sur de la provincia. Desde agosto pasado hasta ahora, técnicos municipales y de la Xunta, que actúan coordinadamente contra el mortífero coleóptero Rhynchophorus ferrugineus, han registrado casos en la parroquia de Lourizán, pero en el casco urbano ya se ha cobrado la primera víctima. Se trata de una palmera canaria ubicada en la calle Cobián Roffignac, en los jardines traseros de la iglesia de San Francisco, que hace apenas diez días fue desmochada en su totalidad y rociada de insecticida. Toda su base está precintada con plásticos para tratar de impedir que se extienda el insecto y un cartel alerta de este tratamiento.

En agosto fue necesario talar por completo y enterrar un ejemplar en una finca de privada de Placeres y ya se ha extendido la plaga a palmeras de Estribela, Areeiro e incluso en la finca de Montero Ríos, donde se fumigaron numerosos árboles hace apenas un mes. Hasta ahora se limitaba a Lourizán, pero su expansión al casco urbano obliga ahora a extremar el control de los parques, en especial el de Las Palmeras o Jardines de Vincenti, donde se concentra la colección más valiosa. Fuentes del servicio municipal de jardines recuerdan que ya en meses pasados se aplicaron tratamientos preventivos, pero la voracidad y facilidad de dispersión del picudo rojo hace temer que la plaga se escape de las manos. Es necesario talar por completo el árbol afectado y enterrarlo o quemarlo, pero aún así el picudo rojo puede sobrevivir y volar hasta cinco kilómetros en busca de otra palmera.

Riesgo de seguridad

De hecho, ya se ha solicitado la colaboración de la Xunta (de hecho, es obligatoria informar al departamento autonómico al tener la consideración de plaga de cuarentena) y la Diputación para vigilar ejemplares como los ubicados en el Palacete de las Mendoza. Y es que la acción de este insecto, que por el momento se centra en las especies Phoenix canariensis (la de Las Palmeras) y dactylifera (la de Mendoza) debilita de tal manera el árbol que se puede desplomar o perder toda su copa de golpe, lo que supone no solo de pérdida ambiental, sino también de riesgo para los ciudadanos, toda vez que el casco urbano está plagado de ejemplares de estas especies. Las palmeras pueden tener dentro y durante mucho tiempo al gorgojo royéndoles las entrañas sin exteriorizar ningún síntoma. La confirmación inequívoca surge cuando las hojas se desploman y adquieren un color marrón, pero para entonces ya no hay vuelta atrás: la palmera estará sentenciada.

Según los expertos municipales, que desde hace meses realizan un seguimiento de esta plaga, uno de los factores que facilitan su extensión es realizar podas con calor (la de Cobián Roffignac se podó en junio), por lo que se confía en que la llegada del invierno y el frío permita mitigar el problema, si bien supone otro contratiempo añadido. Los vientos y temporales invernales pueden acelerar la caída de las palmeras enfermas, en las que el insecto crear galerías internas que debilitan por completo todo el ejemplar. "Queda como un queso gruyere", explican gráficamente los técnicos consultados. Estos expertos señalan que las variedades canariensis y dactylifera son las principales "presas" del Rhynchophorus ferrugineus, si bien tampoco desdeñan otras especies de palmeras presentes en la ciudad, como las washingtonias: la filifera, presenta en muchas calles como árbol ornamental, y la robusta, cuyo principal exponente es la existente en la plaza de España, ante la Subdelegación del Gobierno.

Compartir el artículo

stats