Las vidas de los médicos Amancio Caamaño Cimadevila, Telmo Bernárdez Santomé y Luis Poza Pastrana; los maestros Paulo Novás Souto, Germán Adrio Mañá y Benigno Rey Pavón; el editor Ramiro Paz Carbajal; el abogado José Adrio Barreiro; el periodista Víctor Casas Rey y el capitán Juan Rico González fueron segadas el 12 de noviembre de 1936. En cada aniversario los pontevedreses recuerdan esa fecha funesta y simbolizan en esos ejemplos llenos de luz y dignidad las miles de víctimas de la violencia fascista.

Un año más, los pontevedreses volvieron a reunirse en torno al monumento que recuerda a estas víctimas para hacer memoria. Fue un ejercicio debido, señaló el alcalde, Miguel Fernández Lores, que encabezó el acto, porque recordar es un deber ético y político provincial y porque "el silencio y el olvido son como la última derrota, la muerte definitiva" para las víctimas de la represión.

Memoria también, señaló, "porque se lo debemos a las familias de las personas asesinadas, que además de sufrir un dolor que ya dura 79 años, y que aún permanece en el fundo de los corazones, no tuvieron apenas derecho ni a llorar públicamente a los suyos, a celebrar un funeral, a ponerle flores en la tumba".

Portavoces de todos los grupos políticos con representación municipal flanquearon al alcalde y al concejal Luis Bará, que también intervino en el acto, al igual que José Luis Adrio Poza, integrante de una de las familias represaliadas.

Tras los familiares, que depositaron ramos ante el monumento, todos los ciudadanos pudieron sumarse al homenaje y colocar flores y velas para hacer memoria de las víctimas y, sobre todo, para celebrar las vidas honestas, los ideales y el coraje de diez pontevedreses buenos y generosos.