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Joaquim Brugué: "El cliente siempre tiene la razón pero el ciudadano no; la política no funciona así"

Presentó Es la política, idiotas! e inauguró el curso de Dirección y Gestión Pública

Joaquim Brugué en la presentación de Es la política, idiotas!. // G.S

Joaquim Brugué presentó ayer en la Casa das Campás la obra Es la política, idiotas!, que resume su visión tras ser durante muchos años profesor de Ciencia Política y ocupar un cargo público.

-En un momento de tanto descrédito, su libro es una defensa de la política.

-No de cualquier política sino de la necesidad de una buena política sin la cual no podemos gobernar las expectativas de futuro.

-¿El mensaje de todos son iguales es muy interesado?

-Hay como una sensación de que los casos, que existen y son frecuentes, de corrupción es la generalización de la política, y en política hay de todo como en cualquier oficio, y de la misma manera que porque encontremos un mal mecánico decimos que la mecánica no sirve para nada, que existan malos políticos no quiere decir que la política no sea tan necesaria como la mecánica. También es cierto que la mecánica necesita renovarse porque ahora es todo electrónico y la política también necesita renovarse porque la ciudadanía es diferente, la realidad es diferente etc, pero más aún después de la crisis la única esperanza que tenemos es la política. Si en el proceso de descrédito la destruimos creo que estamos haciendo un mal negocio.

-¿Quién gobierna si no lo hace la política?

-Si no gobierna la política es la ley del más fuerte, en realidad el descrédito de la política favorece a aquellos que ya tienen poder, está claro, a aquellos que ya tienen fuerza y dinero y en realidad la política es el último salvavidas para los más débiles, destruir la política es dejar a los débiles de luchar en un mundo en el que llevan todas las de perder.

-Y en última instancia algún político va a la cárcel, no los responsables de empresas que pagan puertas giratorias, sobornos...

-Supongo que debe haber cuestiones jurídico legales, que sea más fácil pillar a unos que a otros, que no lo se, pero al margen de esas razones creo que podemos darnos cuenta a poco que nos paremos a hablar que donde hay más comisiones, más evasión de impuestos etc es el mundo de la empresa. Y en cambio es salir a la calle y que le digan al político que tendría comportarse como un empresario "porque ellos si que saben". Y no de los problemas que creo que nos ha pasado en los últimos años en el mundo occidental es que no solo ha habido descrédito de la política sino que la hemos obligado a operar como si fuera un negocio, con el mito de que la economía es lo importante, entonces decimos "no tenemos ciudadanos, tenemos clientes", "los políticos deberían ser como empresarios", "la administración debería ser como una empresa..."

-¿Qué contradicciones genera esta perspectiva?

-Muchas, el cliente siempre tiene razón, pero el ciudadano no; la política no funciona así, no porque el ciudadano no tenga razón sino porque tiene razón el ciudadano que está preocupado por el medioambiente y el que está preocupado por como le va su empresa; la política no funciona a partir de dar la razón a clientes que pueden pagar sino en buscar equilibrios entre los intereses de unos y otros. La lógica empresarial es la lógica de maximizar tu propio beneficio, entonces les pedimos que se comporten como maximizadores del beneficio y que por lo tanto se ocupen solo de sus intereses y cuando lo hacen les acusamos de no estar preocupados por lo colectivo.

-También convendría explicar conceptos que se confunden como valores e intereses

-Hay que recordar que la economía funciona en torno a intereses, no a valores, pero acusamos a los políticos de haber perdido los valores. Es como si estuviéramos constantemente pidiendo a la política unas cosas y cuando nos las da luego nos sorprende. Y además al final se acaba por generar una especie de juego en el cual la política nos promete todo lo que le pedimos, porque es el mercado político y en el mercado político para ganar elecciones tienes que prometer todo lo que te pide el ciudadano, que es soberano y paga sus impuestos, pero es un juego que sabemos que es mentira porque es imposible satisfacer las expectativas de todo el mundo simultáneamente.

-¿Hemos convertido la política en decirle a todo el mundo que si?

Si, en decirle a todo el mundo que si y eso finalmente lo que lo convierte es en una mentirosa porque no es posible tener satisfechos al 100% a ecologistas e industriales. La política en vez de reconocerlo y volver incluso a los clásicos y ser consciente de que política es equilibrio, política es ni blanco ni negro, pues no, dice "no se preocupe ¿qué quiere empresario?" "Se lo prometo que si me vota se lo daré", "¿Qué quiere usted ecologista?" "Si me vota se lo daré..." Y al final acaba convirtiéndose en la mentirosa que no puede cumplir sus promesas.

-También parece un ejercicio de cinismo por parte de los ciudadanos.

-Nosotros también sabemos efectivamente que eso que nos prometen es mentira pero seguimos pidiendo que nos prometa en esta especie de promesas imposibles que han cavado un poco la tumba de la propia política.

-¿Qué futuro cree que le espera a la propia política?

-Es difícil, me gustaría en primer lugar que la política reconociese que no está para satisfacer a ciudadanos-clientes sino para buscar puntos de equilibrios que frustrarán las expectativas de todos, ha de ser más realista y no alistarse en ese lenguaje de la economía y de la empresa; lo primero que pido es un acto de sinceridad con los ciudadanos: no va a ser posible que todo lo que usted me pide se lo de, y al mismo tiempo tiene que hacer una segunda cosa: decepcionar a los ciudadanos pero no de cualquier manera, en el siglo XXI puedes decirle a la gente que no va a ser posible todo lo que espera de la política pero lo que no puede ser es que frustres sus expectativas sin darles ninguna explicación, sin permitirles que expresen su opinión y sin ser muy transparente en la toma de decisiones. Se frustrará a los ciudadanos pero de otra manera, no hay que decir "esto es así que lo digo yo que tengo un informe técnico", que siempre hay informes técnicos, sino ser consciente de que ecologistas, industriales y agricultores no estarán satisfechos cuando hago una política de agua, pero lo que no puedo hacer es no escucharlos, ni darles explicaciones ni ser plenamente transparente. Si consigo esa otra manera de hacer política no estarán satisfechos pero la aceptarán; tampoco te aplaudirán, pero el que se dedica a la política aplausos pocos.

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