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La Sociedad Mercantil de Caldas, en la UVI

Los socios buscan esta tarde una nueva directiva para evitar la disolución de la histórica entidad y con propuestas para que el local social pase a ser de uso público

Serafín Rey, Juan Froján y Manuel Frieiro, tres de los socios fundadores, ante el Mercantil. // Noé Parga

"Cuando teníamos 40 o 50 años lo pasábamos muy bien. El salón siempre estaba a tope para los bailes de fin de año y carnavales. Ahora muchas sociedades como esta no funcionan, cambió la forma de diversión". Así se refería a la Sociedad Mercantil Recreativa Caldense, Juan Froján, uno de sus cuarenta socios que hace cerca de cuarenta años fundaron la sociedad, la primera de este tipo que contó con un local propio en Caldas. Esta tarde, la directiva actual convoca una asamblea general extraordinaria en la que dimitirá para elegir una nueva junta. En el caso de no presentarse ninguna alternativa, se procederá a la disolución de la Sociedad, en medio de la incertidumbre sobre el futuro del local, tras una recogida de firmas que propone que pase a ser público, a lo que se opone la directiva saliente.

Froján, Serafín Rey y Manuel Frieiro tienen en común en que los tres forman parte de los cuarenta socios fundadores del Mercantil. Los tres apuntan al extinto Liceo y la iniciativa que lideró Manuel Piñeiro Goldar "Roquiño". "En el Liceo era el local donde echábamos la partida y celebrábamos los bailes de salón, era el equivalente al Casino pero a este iba gente de dinero, los señoritos, mientras que en el Liceo era más para gente obrera y los industriales. En cuanto nos pudieron subir la renta del bajo tuvimos que disolver la sociedad", rememora Rey.

"Fue poco antes de un 31 de diciembre, en el que coincidimos un grupo importante, entre los que estaba "Roquiño", en la taberna O Muiño, lamentándonos que sin el Liceo no había baile", continúa recordando. "Nosotros ese fin de año salimos a dar un paseo con la intención de ir al Liceo, pero estaba cerrado. Incluso llegamos a pedirle al dueño del local si nos dejaba poner unos discos", comenta Froján. Los dos socios fundadores coinciden en que el 2 de enero, "Roquiño" buscaba a los usuarios del antiguo Liceo para formar una nueva sociedad recreativa. "Nos reunieron en O Muiño y se habló de comprar los terrenos para hacer el local. En pocos días se recaudó el dinero suficiente para hacerlo y nos pusimos rápido en marcha. Lo inauguramos en menos de un año. No hubo otro fin de año sin baile", comenta Froján.

"Preguntamos por terrenos del convento de los Padres Pasionistas, pero un vecino superó nuestra puja de 800.000 pesetas, así que subimos a 1 millón de pesetas. Tuvo que intervenir el padre Ismael, que llevaba el convento y dijo que no admitía más pujas, que el terreno debería ser para una asociación caldense", recuerda Rey que señala que en pocos años "el Mercantil fue arriba, formando parte de ella mucha gente del pueblo".

"La gente se reunía para jugar a la berisca, muchas veces jugabas por 'votar un pé', también hubo campeonatos de ajedrez, pero lo que más gustaba era el cachondeo y los chistes, el buen ambiente que había", comenta Frieiro y continúa: "de aquella lo pasábamos en grande, después del baile íbamos los amigos a la casa del cura de Bemil a tirar de la campana y después a comer bizcochos... no volvíamos a nuestras casas hasta después de las 12 del día siguiente".

Por diferentes motivos, los tres dejaron de ser socios del Mercantil con el tiempo. "Con 80 años no había nadie de mi época, subieron los recibos y me di de baja", señala Froján, mientras que Frieiro apunta que dejó de ir porque "empezó a ir mal y se dio de baja mucha gente". Los tres apuntan a un importante descenso de socios coincidiendo con menos actividad en la sociedad recreativa.

Futuro del local

Precisamente, ante el riesgo de su disolución, algunos de los socios fundadores y herederos de otros ya fallecidos, pusieron en marcha una campaña de captación de firmas en la que se pide que en el caso de no continuar con la actividad, la sociedad ceda al Concello las instalaciones "para asegurar el legado y memoria del Mercantil", evitando así que caiga en manos de una sociedad privada y favoreciendo que siga abierto como local de disfrute de los vecinos de Caldas. De esta forma, se cubriría una carencia de suelos públicos en el casco urbano para locales sociales, que obliga al Concello a pagar alquileres de bajos como el de la sede se la asociación de Jubilados y Pensionistas.

"¿Para dónde irá el bajo si no es para el Concello? Tiene que ser para los vecinos", señala Frieiro. "Yo quiero que quede en beneficio del pueblo, para bailes, hacer eventos culturales. Creo que los estatutos originales ponía que el local debería pasar a asuntos culturales y benéficos", apunta Froján. Rey, que formó parte de la dirección del Liceo y del Mercantil y fue el primer presidente de la asociación de Jubilados y Pensionistas, tiene claro que debería ser un local para asociaciones culturales, como la de jubilados y comerciantes. "Lo que requiere es actividad y cuantos más seamos, más gente irá, incluso mejor para el bar que tiene", señala. De hecho, este bar cerraba su actividad hace un mes.

Directiva

Desde la directiva saliente reconocían que el bajo está en buenas condiciones, pero falta contenidos. En ese sentido, siempre se lo cedió a las asociaciones, haciendo bailes de Carnavales, Samaín, fin de año, teatro o clases de zumba, pero no están dispuesto a cederlo al Concello porque "el gobierno local no ayudó económicamente cuando se realizaron reformas", con lo que la sociedad tuvo que pedir un crédito. Aseguran que la venta del local sería para cubrir lo que quedase de la deuda y el resto se donaría a una ONG.

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