Han cambiado sus vidas de forma radical. Por motivos económicos en unos casos, por cuestiones ideológicas en otros, aunque siempre con la crisis planeando sobre su decisión, Yolanda Valcárcel, Jesús Iglesias, Mercedes Corbillón, Celeste Barros y Marcos Amoedo son cuatro pontevedreses que un día dejaron atrás su pasado laboral para iniciar una nueva andadura profesional. Los cinco coinciden en que los inicios son duros, pero su mensaje es claro: hay que plantar cara al miedo.

"La palabra emprendedor suena un poco a burla. Parece muy bonito, sí, pero yo, al menos, me siento una autónoma de toda la vida a la que no han ayudado en nada, todo lo contrario, todo son pagos y más pagos. Yo llevo casi dos años sin sueldo, ni ayudas. Y ahora estoy sobreviviendo, con fuerza y alegría, pero sobreviviendo", asegura Yolanda Valcárcel, que cambió el mundo de la banca y la construcción por un negocio que apuesta por el consumo ecológico y responsable.

"Sinceramente, aunque me muera en el intento y me quede mucho para poder salir adelante, quiero y creo en otro tipo de vida. La vida natural es la que me interesa", afirma.

Jesús Iglesias, un periodista que ahora trabaja como entrenador personal, recuerda que el error es creer "que por tener una carrera vamos a poder encontrar un trabajo, cuando lo que nos ocurre es que nos quedamos en manos del sistema económico".

"No estamos acostumbrados a vernos desnudos ante otras realidades que no conocemos ni estamos acostumbrados a emprender. Si alguien se considera autosuficiente, inteligente o testarudo para seguir formándose, que lo haga", aconseja.

Por su parte, Marcos Amoedo, un administrativo convertido a taxista, reclama más ayudas para los autónomos. "Todo son pagos, y los bancos cuando tienes dinero te lo dan todo, cuando no lo tienes no", critica.

En la misma línea se manifiesta Celeste Barros, que cambió el mundo del motor por el de la moda: "Lo que no puede ser es que un emprendedor no tenga ningún tipo de ayuda, solo trabas. Tienes que pagar unos impuestos muy elevados, la cuota de autónomos, el alquiler, las retenciones del local... Esto solo pasa en España", se queja.

En su opinión, emprender necesita un mínimo de reflexión. "Lo malo de montar un negocio que vaya a fracasar es que la persona puede acabar arruinada y frustrada, pero para eso hay expertos que te asesoran. En cualquier caso, aquí también está demasiado mal visto abrir y cerrar negocios, cuando en otros países es algo que ocurre con frecuencia y nadie lo critica", señala.

Sobre el asesoramiento también habla Mercedes Corbillón, que, junto a sus hermanos, abrió una librería y dejó atrás su pasado al frente de una inmobiliaria. "Nuestro padre nos hablaba continuamente de las leyes de la oferta y la demanda, que hay que aplicar a todos los negocios", subraya.

"Cuando eres autónomo no te queda más remedio que trabajar horas y horas. Nadie apostaba por nosotros, y muchos siguen sin hacerlo, pero fue la mejor decisión que pudimos tomar", dice convencida.