El gobierno local se enfrenta al principal reto negociador de este inicio de mandato sin mayoría absoluta: pactar el presupuesto municipal de 2016. A falta de un concejal para sacar adelante el documento en solitario, el BNG debe hacer gala en las próximas semanas de una capacidad de diálogo que todos los demás grupos echan en falta desde hace meses. De entrada, el concejal de Facenda y portavoz del gobierno local, Raimundo González Carballo, hizo ayer públicas las "grandes cifras" del borrador ya elaborado por los técnicos, que serán entregadas a toda la oposición en los próximos días con el fin de que "formulen sus aportaciones" y lograr, al menos, el apoyo de un edil.
Según esas cuentas provisionales, el presupuesto del próximo año será ligeramente superior al de 2015, por encima de los 71 millones de euros. Hace un año rondó los 70, si bien a día de hoy, con las modificaciones introducidas a lo largo del ejercicio ya se sitúa en 78,8 millones de euros. Este aumento se debe especialmente al incremento del capítulo de gastos corrientes, que pasa de 29,8 a 32,1 millones, mientras que el apartado de personal aumenta en unos 100.000 euros y llega a 20,2 millones.
González Carballo calificó los presupuestos del próximo año como "expansivos" e incidió en el aumento del capítulo de inversiones, si bien es de apenas 200.000 euros, al pasar de 10,5 a 10,7 millones aproximadamente. Además, este es el apartado donde se pueden producir más variaciones, ya que es en él en donde la oposición tendría que formular principalmente sus propuestas. Partidas como los gastos financieros (500.000 euros) o las transferencias corrientes (4,8 millones) apenas registran variaciones y son capítulos de mayor calado técnico, donde la negociación política apenas tiene cabida.
La documentación económica fue elaborada a lo largo del presente mes de octubre y todo apunta a que será entregada a la oposición a principios de noviembre. El gobierno local se marca un mes de plazo para tratar de llegar a posibles acuerdos con algunos de los grupos, si bien estas negociaciones se antojan complejas a la vista del comportamiento de unos y otros en las últimas semanas, sin visos de acercamiento. El PSOE, socio del BNG en el anterior mandato, ha marcado desde las elecciones su distanciamiento con los nacionalistas, junto con PP y Marea, grupos con los que el entendimiento parece difícil. Por su parte, María Rey, de Ciudadanos, tampoco se compromete más que a "estudiar" la propuesta municipal.
La pretensión del gobierno local es celebrar el pleno presupuestario en la primera quincena de diciembre, antes de las elecciones generales del 20 de ese mes, otro factor que puede influir en el resultado de las negociaciones, ya que serían en plena campaña electoral.
Un fracaso del diálogo, manteniendo las alejadas posturas actuales, podría abogar al BNG a optar por una prórroga del presupuesto de 2015, lo que obligaría a realizar modificaciones periódicas que, de nuevo, habría que negociar.
