El proyecto que hará "que la PO-308 sea más segura a su paso por Poio", como lo definía el alcalde Luciano Sobral, arrancaba ayer en Raxó con el "estacado" de los terrenos en los que se iniciarán las obras. Después de años de reclamaciones y protestas vecinales, técnicos de la Xunta de Galicia procedían ayer a marcar los terrenos que serán necesarios para realizar los trabajos en la parroquia poiense con el fin de dotar a la carretera de las esperadas aceras. Tras el estudio en el que las administraciones aclararon qué terrenos eran ya públicos, la pelota está ahora en el tejado del concello de Poio, que ya mostró su predisposición a continuar negociando las cesiones necesarias para convertir en realidad el proyecto de seguridad vial que inicia en Raxó y que espera que continúe en los próximos años por el resto de parroquias.

Los trabajos iniciaron en Raxó, tal y como se había acordado en la mesa de trabajo en la que participaron representantes del consistorio y de los colectivos vecinales, al entender que se trata de un tramo prioritario debido a los accidentes mortales registrados en ese punto. Precisamente, en la curva en la que se producía el último accidente mortal a finales de 2014 es donde se centrarán buena parte de los trabajos. Tras este suceso cogían fuerza una de las reivindicaciones históricas en el municipio. Además de estas obras, desde la Xunta aseguraban ayer que ya trabajan en un proyecto para la segunda fase de las obras de mejora de la seguridad viaria, que se realizará en la parroquia de Samieira.

Con esta actuación, se pretende dar cumplimiento al compromiso adquirido entre las administraciones local y autonómico con las reivindicaciones viales tras el encuentro entre Concello y Xunta en febrero. Los trabajos iniciales consisten en marcar los terrenos y afectarán a unos 200 metros de expropiaciones de parcelas municipales, la ejecución de dos muros de contención y la creación de una pasarela elevada en la curva de bajada a la playa de Fontemaior.

De este modo, se trata de resolver el acceso peatonal por una pronunciada curva, hacia el acceso al arenal, con la particularidad además de que el paso está limitado por un puente. La solución para la ampliación del paso peatonal se resolverá con la pasarela elevada, que a su vez, permitirá mantener el lavadero y la fuente ubicadas en la parte inferior del propio puente.

Las medidas eran anunciadas por el delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís, en presencia del jefe territorial de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas, José Luis Díez, Sobral, y varios concejales poienses entre los que estaban Xulio Barreiro, Lidia Salgueiro, José Ángel Lodeiro y Ángel Moldes, quienes conocieron de primera mano los terrenos en los que se realizarán las obras.

Tourís recordaba otras obras de mejora de seguridad vial en la zona como la instalación de señalización vertical y horizontal, bandas sonoras y de asfaltado antideslizante. También matizó que el presupuesto de esta obra se conocerá una vez de acabe el proyecto definitivo.

Queda por poner a disposición los terrenos de los vecinos que deberán ser expropiados y cuya responsabilidad suscitó cierta polémica a principios de año al entender el Concello que debería ser la Xunta quien lo llevase a cabo mientras que el esta instaba al gobierno local a disponer de los terrenos para hacer la obra.

"Una vez que el concello nos informe de la posibilidad de expropiación de los terrenos, iremos ejecutando el proyecto para poder adjudicar la obra al próximo año", señaló Tourís, mientras que Sobral apuntaba que el compromiso del concello "es el de gestionar con los propietarios la cesión de los terrenos necesarios para que el vial sea una realidad".

De este modo enterraban la polémica, afirmando el alcalde la colaboración "total" por parte del Concello para que el proyecto sea una realidad "lo más prontamente posible dentro de las dificultades y de las cuestiones presupuestarias porque es un proyecto bastante amplio".