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Nélida Piñón: "Nuestra modernidad, tan falsa y creyente, está basada en un espíritu arcaico"

"Aquí un campesino es capaz de la misma violencia que las tragedias griegas, la misma pasión... Hay que autocivilizarse"

La escritora Nélida Piñón. // Gustavo Santos

El colegio de Carballedo fue escenario anoche del primero de los actos de la intensa visita de Nélida Piñón a la tierra de sus antepasados: presentaciones de su más reciente obra y del libro de historia que ha financiado con otros 149 vecinos de Cotobade, encuentros con la familia, conversaciones (a veces nostálgicas: ha pasado un año, ha muerto Carmen Balcells?) y encuentros con los amigos. Cuenta la historia de la diva brasileña que no quiso viajar a Cuba por las dificultades de las conexiones telefónicas internacionales, la del cura lujurioso del Cotobade de su infancia, la de sus perros, del gentil millonario que compra 100 botellas de champán para su fiesta, de sus zapatos italianos elegantes y molestos... Nos reímos, dicen los japoneses que si insistes en reir tal vez podrás vivir cien años.

-¿Cómo es su nueva obra, La camisa del marido?

-Aparentemente gravita alrededor de un núcleo familiar, se puede decir que la familia es nuestra genealogía, nosotros somos construidos para el presente y para el futuro a partir del hogar, no importa el tipo de hogar que hayas tenido, para siempre la cuna, la leche materna, los ruidos de la casa, las peleas, las desavenencias, las simetrías, todo viene de una cuna y de quien estaba alrededor, somos hechos de esta amalgama impresionante que arruina y nos beneficia o en ocasiones a la vez todo junto, es imposible librarse del espíritu, de la memoria de la familia.

-Insiste en que la familia no es solo herencia de sangre

-No, es también la familia de la tribu.

-Los amigos

-Ahí está, la familia que tu eliges y a veces también rechazas y reemplazas con el tiempo, porque el tiempo es dramáticamente selectivo y de alguna manera injusta, porque eliges y el otro ya no te elige más. También pasa eso con los sentimientos: tu te quedas suelta en el mundo amando, y el objeto de tu amor no te ama, puede pasar. Pues La camisa del marido es un libro que gravita alrededor de la historia de los sentimientos, de las pasiones.

-El libro es por momentos muy violento

-Lo es, el primer cuento es asustadoramente violento, cierto, y la violencia viene de una mujer, pero es que la vida es violenta y tierna, es todo; todos mis libros tienen violencia física no tanto, pero sexual, de palabra, la violencia de los sentimientos y también la delicadeza de los sentimientos, ese equilibrio es parte de la vida. Tu no eliges la vida que tu quieres, en la vida uno tiene que educarse, establecer normas pedagógicas para pertenecer a la civilización.

-Uno tiene que autocivilizarse

-Todo el tiempo, perfecto, todo el tiempo y aún así no es suficiente, porque ahí está nuestra ferocidad.

-La camisa del marido es también un panorama de la conducta humana

-Por eso está la gente encantada con el libro, porque es un panorama de quien somos sin muchos afeites, pero a la vez por ejemplo hay un cuento, el tren, que es la apología de la ilusión.

-¿La ilusión está fuera de nosotros?

-No, mucha gente puede pensarlo así, un realista tonto, que vea la vida a través de una única manera puede pensar que la ilusión es una locura, pero la ilusión es fundamental para caminar, para seguir adelante, tu te ilusionas con el amor, con la maternidad, con la paternidad, la ilusión es la posibilidad de hacer planes en la vida.

-Retrata con frecuencia familias patriarcales, aunque la suya seguramente no lo fue

-No, no lo ha sido, pero me encanta pensar porque tengo esa convicción, la convicción de que nuestra modernidad, tan falsa y creyente, está basada en un espíritu arcaico, somos muy arcaicos aunque no nos demos cuenta, y cuando digo arcaico no quiero decir anacrónico, arcaico, que viene de los griegos, de todos los tiempos. Soy una estudiosa, me encantan los griegos, incluso hablo demasiado (risas) de ellos, los adoro ¡es que todo está allí!

-Las tragedias

-Nos siguen persiguiendo, es igual: aquí un campesino o una campesina es capaz de esa misma violencia que las tragedias griegas, de esa misma pasión, todo, todo nos iguala, por eso es interesante lo que dice de que uno tiene que autocivilizarse todos los días. Y aún así podemos discutir los conceptos, lo que es civilización para uno no lo es tanto para otro.

-Otra gran reflexión del libro es la historia de Camões?

-¿Quién era Camões? Un constructor de una lengua, como de alguna manera se puede decir que Rosalía fue la constructora de una lengua, como Dante en Italia, Shakespeare, en Brasil lo considero Machado de Assis el ábside? Y ustedes tendrían que saber que Rosalía es la única mujer que es constructora, no hay otra literatura.

-¿No hay otra literatura más que la gallega que tenga como artífice una mujer?

-No, no lo hay, porque las mujeres estaban completamente la margen, ni sabían leer, ¿cómo se puede imaginar que una iletrada sea constructora de una lengua? Pero Galicia tiene eso, yo lo digo eso en todos los sitios y la gente se pone así (hace un gesto de asombro): Galicia, que no se si es matriarcado o no, tuvo una mujer que es constructora de su lengua.

-¿Qué debemos aprender?

-Todo (sonríe), todo, y a un así es insuficiente, todos los días tienes que agregar algo a tu repertorio, todos los días tienes que pensar: ¿Qué he añadido o qué he dejado de agregar hoy a mi vida? ¿Qué he borrado y que apunto? Es un esfuerzo de actualización del conocimiento. Yo (¿ne puedo poner como ejemplo no?) todos los días se todo, intento saber mucho y siempre pienso Nélida no te disgraigas porque te van a cobrar si estás distraída, la distracción es muy buena cuando quieres reducir al adversario, te distraes, simulas que no existe y no lo escuchas, neutralizas al otro con la distracción? Todos tenemos la obligación de hacer de nuestra vida una vida fecunda y sin obligación de seguir normas, ni imposiciones feministas o machistas, sino que cada uno ha de buscarse a si mismo como si fuese el último habitante de la tierra y por tanto capaz de ver y agregar lo mejor de la humanidad en si mismo.

-¿Debemos aprender a parecernos cada vez más a nosotros mismos?

-Claro, claro, creo que en ese sentido la mujer tiene mucho trabajo que hacer. La mujer al igual que los hombres estamos muy divididos, repartidos entre sentimientos, obligaciones, tenemos la maternidad que es un momento fundacional, uno quiere tener un matrimonio estable, que es perfecto, y quiere además garantías, financieras y garantías de la ley, uno lo quiere todo, pero no está dispuesto a pagar por todo lo que tiene o lo que quiere tener.

-El precio.

-¡El precio! ¡El precio! Como dice Tosca, ella dice en el segundo acto ¡Il prezzo! (en italiano como en español prezzo es coste y también sacrificio)

-Además de su libro participa en la presentación de Terras de Cotobade, de donde es oriunda su familia

-Estoy muy emocionada, encantada, que cada uno haga una donación simbólica de 100 euros, me imagino que muchos como yo ofrecimos dar mucho más pero no aceptaron, Afonso (en alusión a Afonso Ribas, director financiero de la editorial Laiovento y artífice del proyecto de micromecenazgo) dijo no, no hay más que hablar y yo, claro, no insistí más, qué iba a hacer si no, pero que emocionante esa pasión por ese libro que creo que va a quedar en la historia de Galicia. Es un esfuerzo extraordinario por valorar una región, más que eso, convertirla en una región mítica. (Risas) ¿Usted ve como estoy enamorada de Cotobade?

-De nuevo el amor que nace en la infancia

-Ya se lo he contado, que detesté esta tierra al llegar con 7 años, el frío, llegamos en noviembre, me recibían expectantes como si yo fuese un Niño Jesús, las mujeres vestidas de negro, de aquel luto eterno, esa lengua gutural con la que me hablaban? Y después la entrada del camino de Borela, llovía, ningún coche pasaba, vinieron los carros. Y yo miré el puente, la capilla, y tomé conocimiento, sentí como pocas veces he vuelto a sentir en mi vida, sentí un asombro amoroso, pensé voy a amar esta tierra para siempre, y así ha sido con una fidelidad espantosa: una mujer como yo que ha vivido en París, en Nueva York, en muchas ciudades del mundo, que dicen que soy altamente sofisticada, y sigo siendo una campesina de Cotobade.

-¿La echa mucho de menos?

-Mucho, la echo mucho de menos pero a la vez pienso que algo de ella dentro de mi perdura, y eso me hace fuerte, hace que pueda ser cariñosa con la gente de todas las categorías sociales. La gente habla mucho de esto, de mi manera de ser y es porque todo esto me ayuda a humanizarme.

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