Muchas escopetas y pocas presas. Así arrancó esta mañana la temporada de caza menor en la comarca de Pontevedra. Al menos, los aficionados que desde primera hora se echaron al monte constataron lo que ya temían de antemano: que la población de conejos está diezmada por las enfermedades que asolan a esta especie y por la acción de los depredadores, en especial el zorro.

Así lo apuntan desde los tecores de Portas, Barro o Vilaboa. En el primero de ellos las tareas de repoblación permiten contar con una población estable de conejos, pero se ha optado por espaciar las salidas al monte. En Vilaboa se indica que "apenas se ve un conejo" y recuerdan que en septiembre se produjo una gran mortandad que "vació" el entorno del Lago de Castiñeiras.

La campaña cinegética que comenzó hoy se prolongará hasta el 6 de enero y se puede salir al monte los jueves, domingos y festivos, por norma general, si bien se establecen algunas excepciones. La normativa de este actividad detalla varios puntos en los que está prohibida la caza. En el caso de Pontevedra, el decreto de la Xunta establece el veto de realizar estas batidas en una superficie de más de 31 hectáreas en el entorno del embalse del Pontillón de Castro, en Verducido, así como en toda la zona protegida de la Xunqueira de Alba. En la comarca tampoco se permite la caza en la ensenada de San Simón, en la ría de Vigo, que afecta a la parroquia de Pontesampaio y al municipio de Vilaboa, y en el complejo Ulla-Umia, que engloba parcialmente a Sanxenxo. En su día también se declaró libre de caza al entorno del río de Os Gafos, si bien la relación actual de la Xunta no incluye ese espacio.