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Trabajar en el juzgado a la luz del teléfono móvil

Los problemas por la baja potencia eléctrica en los órganos de lo Contencioso Administrativo han obligado a aplazar varios juicios

Una de las oficinas sin más luz que la que la natural que entra por una ventana. // Gustavo Santos

En los juzgados de lo Contencioso Administrativo 1, 2 y 3 de Pontevedra están molestos. Los 27 trabajadores, entre funcionarios, secretarios y jueces trabajan desde principios de septiembre pendientes de la luz, o, más bien, "de que esta no se vaya", explican.

Según cuentan, todo comenzó a principios de septiembre, cuando la compañía eléctrica les cambió en sus locales de la calle Germán Adrio los contadores tradicionales por los nuevos, de tipo inteligente. Desde entonces, el diferencial salta continuamente debido al tipo de potencia contratada, hasta el punto de que les ha llevado a paralizar su trabajo en múltiples ocasiones e, incluso, a aplazar algún que otro juicio.

"No se puede trabajar en estas condiciones", asegura la magistrada del juzgado número 3, que pasa cargada con un montón grande de carpetas camino de su despacho y se cruza con varios trabajadores, que se esmeran en explicar indignados como es el día a día pendientes del suministro eléctrico en un lugar donde las ventanas escasean o dan a un patio.

"De repente estamos trabajando y, si hay demasiados aparatos conectados, salta el diferencial. Entonces nos quedamos sin luz, sin ordenadores y sin teléfono", asegura Marisol Quintela, que nos muestra como queda una de las oficinas a oscuras, sin más claridad que la que puede proporcionar una ventana.

"Ya hemos avisado a la Jefatura Territorial y a la Xunta de Galicia, pero no han solucionado el problema. Y desde mantenimiento se nos ha dicho que para que no ocurra más sería necesario contratar más potencia, algo que solo sería posible si se cambia la instalación", asevera Enrique Araújo, delegado sindical del Sindicato de Trabajadores de la Administración de Justicia (STAJ).

Lo más grave de toda esta situación, según los funcionarios, es que ya se han aplazado ocho juicios.

"Cuando nos quedamos sin luz en la Sala de Vistas se anulan los juicios. El otro día, una procuradora tuvo que alumbrarle con el móvil al abogado para que pudiese leer. Finalmente, fuimos al despacho de la juez, con la secretaria presente, para que se pudiese levantar acta manuscrita", indican.

"La gente está citada y es un trastorno para todos que un juicio se tenga que suspender o aplazar, por eso intentamos sacarlos adelante", afirma Marisol Quintela.

En este sentido, Enrique Araújo recuerda que en estos juzgados se celebran unos 48 juicios contra la Administración a la semana. "Dos días por semana hay juicios. Cada uno de ellos se celebran unos ocho y son tres juzgados. Las cuentas están claras: casi medio centenar de vistas se ven afectadas", subraya.

"Son unos juzgados muy activos, ya que se celebran entre 600 y 700 juicios al año", añade.

Al malestar de los trabajadores se suma ahora la inminente llegada del invierno, ya que "cada vez que encendemos un calefactor, ya que todos son eléctricos, se va la luz", señala Mariluz Guede, que afirma que un electricista les aconsejó cambiar los radiadores por otros que se alimenten de gas natural.

"Si nosotros dejamos de venir a trabajar porque hace frío y no estamos en las condiciones adecuadas nos descontarían esos días de nuestro suelo. Pero, por otro lado, nadie se preocupa de poner fin a esta situación, y se exponen a que la gente se enferme", dicen los funcionarios.

Seguridad y pagas extra

Esta reivindicación no es la única de los funcionarios de los juzgados, que también se quejan de que llevan tres años sin seguridad.

"Antes teníamos un agente de la Policía Nacional a la entrada. Ahora no. Estamos totalmente expuestos", dice Mariluz Guede.

Por otro lado, entre sus quejas figura una ya "bastante vieja". "Somos los únicos funcionarios de Justicia de España que no cobramos las pagas extras de diciembre y de julio íntegras. Como somos competencia de la Xunta de Galicia nos descuentan el Complemento Autonómico Transitorio (CAT)", explica Enrique Araújo.

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