El alcalde, Miguel Fernández Lores, aseguró ayer que "tengo la conciencia absolutamente tranquila a todos los efectos". Quizás estaba pensando en las posibles consecuencias de la Operación Patos, pero se refería en concreto a la petición de Marea Pontevedra de elaborar una auditoría externa de las cuentas municipales desde 2000. Aunque ningún grupo apoya esa petición, por lo que no saldrá adelante, sí se debatirá en el pleno municipal del próximo lunes "porque no tenemos ningún problema en hablar de esto", añadió Lores. Esta auditoría ha tensado aún más las ya encrespadas relaciones entre el BNG y Marea, partido en el que alcalde ve similitudes de comportamiento con el PP del pasado mandato, "disparando contra todo y usando el ventilador".

Lores recordó que en la plantilla municipal hay "dos tesoreros, un interventor, un órgano presupuestario y dos secretarios, que cumplen su función a plena satisfacción y creo que son más que suficientes, aunque parece que hay algún grupo que cree que no y que habría que gastar dinero para auditar a un concello que tiene su economía saneada".

La petición de Marea se basa en las deudas que acumuló en los últimos años el concello por una "deficiente gestión" y las que puedan llegar en el futuro, según este grupo, que se refiere a los casos ya zanjados de Sogama o la parcela usurpada para el paseo de Os Gafos, y a posibles deudas aún pendientes de confirmar, en especial la del parking de Veteris, bajo la calle Antón Fraguas, una vez que los demandantes han solicitado la ejecución de la sentencia, que podría provoca el cierre del aparcamiento y una indemnización millonaria a los perjudicados.