Hace 45 años Santa Teresa de Jesús se convirtió, con Santa Catalina de Siena, en la primera mujer declarada doctora de la Iglesia, que una y otra vez había rechazado reconocerla con este nombramiento, alegando Obstat sexus (el sexo lo impide, la respuesta que dio Pío XI para justificar su negativa).

Estas objeciones se habían repetido durante siglos pero no impidieron que el magisterio de la santa fuese conocido y sus versos admirados por todos los amantes de la poesía, que reconocen en ella una cumbre de la mística.

Son algunos de los datos sobre la santa, a mayores de su magisterio, que la basílica de Santa María. nombrada por el arzobispo templo jubilar teresiano, ha recordado en estos 12 meses dedicados a las enseñanzas de Teresa de Ávila.

El año jubilar se clausuró ayer, en una jornada en la que la literatura tuvo un especial protagonismo, no en vano, como recuerdan los portavoces del templo capitalino la religiosa es también patrona de los escritores. Se celebró un recital poético con algunos de los más conocidos versos de Santa Teresa, además de un oficio religioso.