La futura planta de Canicouva está prevista inicialmente solo para recibir la materia orgánica del municipio de Pontevedra, una vez que fracasó el plan provincial de basuras que ideó la Diputación en el anterior mandato. No obstante, las instalaciones de Canicouva podrían incorporar a otros municipios del entorno ya que el gobierno local negocia desde hace varias semanas con diversos ayuntamientos próximos su entrada en el proyecto para sumar sus residuos orgánicos a los de la capital, según admitió el concejal de Infraestructuras, César Mosquera. El edil, en todo caso, aclara que la capacidad máxima de la planta se situará en torno a las 6.000 toneladas anuales, menos de la mitad de los 15.000 previstos, lo que limita el número de municipios que puedan añadirse al proyecto.

La entrada de otros concellos no solo serviría para "dimensionar" la planta y mejorar sus cifras de viabilidad, sino que permitirían que fuera la Diputación la que encabezara su gestión. Si se concretan las negociaciones en marcha, habría que establecer una mancomunidad u otra fórmula de explotación de la planta de compostaje, pero si es la Diputación la que se encarga de esas tareas no sería necesaria esa fórmula "más compleja", añade Mosquera, que también es vicepresidente de la entidad provincial y responsable del área de Medio Ambiente.

El edil insiste en dejar claro que "no será una planta provincial" y pone el énfasis en ese límite de 6.000 toneladas anuales, con el objetivo de crear una red de instalaciones en la provincia, de menor tamaño que la que en un principio se había diseñado en Canicouva. La limitación de tamaño no solo obedece al hecho de que será para un número reducido de municipios, sino también al cambio de criterio de los últimos meses, al apostarse por plantas pequeñas.