Conseguir que el mercadillo de antigüedades de la plaza de A Verdura regrese a sus orígenes, como dinamización del casco viejo los domingos por la mañana, pero sin que se convierta en una feria ambulante al uso. Este es el objetivo de la campaña puesta en marcha por el nuevo concejal de Mercados, Vicente García Legísima, para regular esta venta callejera dominical y, sobre todo, evitar los altercados que se suceden periódicamente entre vendedores que acuden a ofrecer productos poco acordes con las antigüedades. La pretensión del edil es trasladar antes de un mes este mercadillo a la calle Sierra, justo frente al Mercado de Abastos, y extremar el control sobre la mercancía que se pone a la venta, de modo que cumpla una serie de requisitos sobre su antigüedad y deje de ser un mercadillo de todo tipo de productos usados o industriales.

La principal novedad es el cambio de ubicación, al pasar a la calle Sierra, ya que se mantienen los horarios y los días y la pretensión de García Legísima es tener activado el traslado este mes "o al menos acordado", si bien admite que entre algunos vendedores no ha sentado bien el nuevo escenario elegido. En todo caso, el concejal sostiene que la ocupación actual de la plaza de A Verdura es "excesiva, casi no se puede andar", por lo que el traslado lleva aparejado un mayor control sobre los puestos, de modo que se vendan antigüedades.

Lo que sí está descartado es la elaboración de una ordenanza específica para regular toda esta actividad o incorporar este mercadillo a la normativa municipal ya existente, ya que eso implicaría cobrar tasas a los vendedores, abrir un proceso de adjudicación de puestos y otros requisitos que equipararían una propuesta lúdica de los domingos en un mercadillo en toda regla. Por tanto, se mantendrá la participación gratuita pero con unas exigencias de calidad mínima en los productos.

Altercados

Episodios como la proliferación de mercancía inadecuada, la presencia de grupos del Este que acaparan los mejores puestos, lo que degenera en altercados y otras anomalías se producen desde hace tiempo, con el malestar de los vendedores de antigüedades, de los comerciantes y hosteleros de la zona y de los vecinos, que reclaman desde hace tiempo un mayor control. Incluso los participantes más veteranos en este evento ya se sumaron en su día a la petición realizada por vecinos y comerciantes del entorno al Concello para que regule la celebración de esta feria de antigüedades. Algunos de ellos llevan más de diez años acudiendo puntualmente a su cita dominical en A Verdura y explican que con la crisis aumentó de forma notable el número de puestos que se instalan en el mercadillo, muchos de ellos de personas en paro y muy necesitadas dispuestas a vender "cualquier cosa que encuentran". Un paseo por el mercadillo basta para certificar que los puestos ya no solo se circunscriben a la plaza de A Verdura sino que se extiende por las calles San Román, Sarmiento y San Sebastián. En los puestos hay de todo, desde ropa, a algún electrodoméstico desvencijado, viejos teléfonos móviles, numerosos objetos usados e incluso se deja ver algún que otro puesto con películas pirateadas. La intención es limitar la oferta a artesanía, productos de coleccionistas y muebles y objetos con al menos 25 años de antigüedad.

La anterior concejala de Mercados, la socialista Carlota Román, abandonó el cargo justo antes de las elecciones municipales con un borrador de ordenanza del sector que dedicada un capítulo especial a esta actividad. Prohibir productos que no sean antigüedades o colecciones, otorgar una autorización por persona que impida la intervención de "cooperativas" u otros grupos organizados que acaparen puestos, y una regulación estricta de horarios, montaje de expositores y otros detalles eran algunas de las propuestas para resolver la "alegalidad" con la que funciona actualmente esta feria. García Legísima descarta aprobar esta nueva ordenanza, tanto para este mercadillo como para el resto al entender que la normativa actual, de 2003, "es válida, con algunos retoques". No obstante, sí se aprovecharán algunos aspectos, en especial a los productos específicos admitidos.

Además del traslado, otra de las pretensiones del edil es intensificar la vigilancia por parte de la Policía Local, toda vez que se trata de una feria que se realiza en domingo, cuando no trabajan los funcionarios de mercados. De hecho, la propia Carlota Román ya advertía en su despedida, en mayo pasado, que el control de este mercadillo no correspondía a su departamento, ya que "no está regulado", sino que era un asunto de ocupación de la vía pública. Entonces ya se apuntaba la posibilidad del traslado, si bien el PSOE proponía la plaza de A Pedreira, mientras que el BNG apuesta por la calle Sierra. En ambas ubicaciones se evita uno de los principales problemas, la "colisión" de los puestos con las terrazas de los bares, muy abundantes en A Verdura.