La Guardia Civil de Pontevedra detuvo durante los últimos días a los integrantes de un grupo criminal organizado a los que se les imputa la supuesta autoría de más de una docena de robos y hurtos en casas habitadas en esta provincia.

La investigación llevaba a cabo por efectivos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia para el esclarecimiento de los robos que se venían perpetrando en viviendas habitadas, concluyó el pasado fin de semana con la detención de 4 personas, una de ellas menor de edad (17 años), con domicilios en Cotobade y Redondela, así como la imputación de otra de 73 años, residente en el municipio de Vilaboa.

A raíz de las pesquisas realizadas por el Grupo de delitos contra el patrimonio de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, se pudo determinar que los arrestados conformaban la infraestructura de un grupo criminal organizado que se dedicaba a la comisión de robos con fuerza en las cosas y hurtos en casas habitadas aprovechando, la mayor parte de las veces, la ausencia de sus moradores.

Algunos de los arrestados ya habían sido detenidos el año 2013 como integrantes de otro grupo organizado que se dedicaba también a la comisión de hechos similares. Los ilícitos más recientes que se les imputan datan del pasado mes de julio, por la comisión de un robo en el interior de una casa habitada en la localidad de Salvaterra.

En esta ocasión se les imputó un delito de pertenencia a grupo criminal y la presunta comisión de, al menos, una docena de robos y hurtos continuados cometidos en las comarcas de O Val Miñor, Paradanta, Condado, Vigo y Pontevedra, concretamente en los municipios de: Ponteareas, Salvaterra, Tomiño, Soutomaior, O Porriño, Pontevedra y Nigrán.

El modus operandi se basaba en una minuciosa vigilancia sobre los domicilios y una detallada observación de los movimientos y costumbres de sus moradores, utilizando para ello tres vehículos.

Efectuaban unas discretas vigilancias sobre las viviendas seleccionadas, la mayor parte de ellas en el medio rural y agrícola, hasta tener la certeza de que los moradores no se encontraban en las casas. Para ello seleccionaban los días no lluviosos, que eran los que más posibilidades tenían de que las personas que residían en estas casas se ausentasen para realizar labores agrícolas, dejando las llaves en la puerta, en muchos de los casos.

Pese a ello, en el transcurso de la investigación se pudo constatar que algunos de los robos los cometieron con sus moradores en el interior, con el evidente riesgo de un enfrentamiento físico. En otras ocasiones llegaron a registrar las viviendas, incluso, mientras su propietario dormía la siesta en el interior.