El documento técnico elaborado por el ingeniero municipal en 2010 sobre el diseño de los "lombos" concluye que desde 2003, cuando comenzaron a instalarse los primeros pasos elevados en la ciudad, se detectaron anomalías y errores que se fueron corrigiendo a medida que aumentaba el número de estos elementos. Apunta que "en cuanto a su dureza, una vez corregidos los que por fallos de ejecución endurecieron sus características de diseño, los pasos sobreelevados de Pontevedra tienen unas características bastante más suaves que las que fijas las determinaciones/recomendaciones del Ministerio de Fomento. Por lo tanto, las consideraciones deben ir sobre el fondo del asunto: si la implantación de estos elementos y los costes y molestias que se entienda que puedan provocar, están justificados y compensados por la mejora de la seguridad, calidad y accesibilidad que aporta su implantación".

A su juicio, una suavización de estos "lombos" (como propone la oposición en unos casos, cuando no eliminar algunos) "llevaría a que dejasen de cumplir con los objetivos fijados por el Concello" en cuanto a respetar "el cumplimiento de la velocidad máxima de 30 kilómetros por hora" existente en toda la ciudad.