En el escrito que mantiene el fiscal se sostiene que Ramiro Vázquez Roma se valió de su familia directa y de muchos allegados para que le sirvieran como testaferros en diversas operaciones de compra y la puesta en marcha de diferentes negocios.

Así, explica, durante los años 1999 a 2003, Ramiro Vázquez Roma, "bajo la apariencia de legalidad que le proporcionaba una empresa mercantil de la que era administradora su esposa, invirtió en una finca del polígono industrial de O Salnés importantes cantidades de dinero procedentes del narcotráfico, con la finalidad de construir un hotel-restaurante.

Según las cuentas del fiscal, Roma y su mujer María Dolores Millán Leiro realizaron distintos pagos en ese corto período por importe de 513.000 euros, cuando sus rentas eran mínimas, casi mileuristas.

La relación con su sobrino entre 1997 y 2007 también aparece reflejada en el escrito de calificación por la compra de un piso.

Se agrega que otra de las personas que colaboró con Roma "para transformar el dinero procedente del narcotráfico es la también imputada Rosabel Fuenmayor Otero, que fue su compañera sentimental entre 2001 y 2003", y a cuyo nombre está un coche, un piso amueblado y dos plazas de garaje en Sanxenxo.

Rosabel y su hermana Nayibe también compartían una cuenta "en la que fueron realizados 138 ingresos por un importe total de 80.515 euros".

Por si fuera poco, involucró en su organización, siempre según el fiscal, a sus padres, José Manuel Vázquez, ya fallecido, y Amelia Roma Lojo, a cuyo nombre habría puesto numerosas propiedades inmobiliarias y también maquinaria agrícola, entre ellas, un tractor que costó más de 21.000 euros. A otros procesados incluidos en el macrojuicio de la Audiencia también se les imputan delitos de blanqueo de capitales en los que asimismo involucraban a sus allegados.