Cada uno de los dos representantes sindicales que intervinieron en el pleno de ayer tenían diez minutos para exponer sus argumentos, pero no los agotaron. Ana Cedeira, con un discurso redactado de antemano, necesitó menos de siete minutos, mientras que Pedro Soto improvisó durante 9 minutos una intervención en la que apeló al desempleo como principal argumento. "No venimos a convencer sino a remover conciencias", dijo tras saludar al alcalde y agradecer la posibilidad de hablar en el pleno.

"Somos vecinos que se va a encontrar en la calle y si cierra la empresa se lo recordaremos, porque no queremos engrosar las listas del paro", señaló antes de explicar las inversiones realizadas en los últimos años por la empresa para "no molestar a los vecinos, con los que queremos y podemos convivir". "Una ciudad sin vecinos o una ciudad dormitorio no sirve para nada" y ese es el futuro que le espera a Pontevedra si desaparece la fábrica, según su versión. "Sería un drama social y económico".

En términos parecidos se pronunciaron los ocho concejales que sí están a favor de Ence. Los siete del PP y María Rey, de Ciudadanos. Esta última insistió en que "Ence genera actividad, empleo y riqueza" y echó en cara del PSOE local que los socialistas en Asturias sí defienden a la empresa en Navia. Por su parte, el popular Jacobo Moreira justificó el cambio de postura del PP, ahora de nuevo a favor de la permanencia en Lourizán, en la "nueva ley de Costas, que cambia el escenario" y permite una prórroga de la concesión más allá de 2018, al contrario de lo que ocurría hasta ahora, que imponía esa fecha de forma innegociable.