"Muy intensos y fructíferos". Así define el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), estos primeros cien días de mandato del gobierno local. De hecho, asegura Lores que, salvo aquellos primeras semanas de la primera-verano de 1999 en las que accedió por primera vez al bastón de mando de la ciudad, ningún otro inicio de mandato ha tenido "la intensidad" de este, por lo que su valoración es "muy positiva".

Asegura Lores que las medidas que se comprometieron poner en marcha durante estos primeros cien días de gobierno están adoptadas "mayoritariamente" y que la actividad fue muy elevada, tanto por el volumen de contratación, como de ejecución y finalización de obras. Afirma que otro de los compromisos, el de una mayor participación social, se alcanzó con la celebración de asambleas en barrios y parroquias, así como con asociaciones sectoriales o colectivos que persiguen la recuperación de la ría. Otro aspecto que destacó de este arranque del gobierno fue el "verano cultural" de Pontevedra, "con unas fiestas apoteósicas" en cuanto a asistencia de los pontevedreses y con un importante incremento del turismo, tal y como constataron los hosteleros de la ciudad.

Miguel Anxo Fernández Lores tan solo encuentra en único lunar, un solo aspecto que ensombrece este arranque de mandato, el primero que afronta el BNG con un gobierno en solitario: la oposición. El regidor ve en la "pinza" que han formado Marea, Ciudadanos, PP y PSOE para tumbar algunas de las acciones de gobierno o para obligarle a retomar otras (como el PXOM), "un intento liderado por el PP de boicot y oposición al modelo urbano" que "tanta calidad de vida" ha dado a los pontevedreses y que ha sido premiado internacionalmente, recordó.

De hecho, cuando se le pregunta a Lores por lo peor y lo mejor de estos primeros cien días de mandato, no duda en señalar "este pacto tácito de la oposición para intentar impedir gobernar esta ciudad" como el aspecto más negativo del inicio del mandato.

En el otro lado de la balanza, como lo mejor, sitúa la "grata sorpresa de esta nueva etapa que se abre en la Diputación" con el gobierno coaligado entre socialistas y nacionalistas. Si bien reconoció que la relación con el anterior gobierno provincial era correcta, considera que este nuevo ejecutivo en la Diputación no solo se va a traducir en nuevos proyectos y convenios "rentables" para Pontevedra, sino que va a suponer un cambio sustancial a nivel provincial.

Siguiendo en el marco de las relaciones con el resto de las administraciones, Lores destacó la buena sintonía con el gobierno central, y prueba de ello será la visita que rendirá mañana la ministra Ana Pastor a Pontevedra para inaugurar nuevas infraestructuras. Lamenta, no obstante, la falta de "lealtad" institucional de la Xunta y reconoce que la entrevista con Núñez Feijóo "no sirvió para nada", salvo resolver pequeños "detalles". Echó en cara al gobierno gallego sus reticencias para invertir en Pontevedra, concretamente en el saneamiento del Gafos.

Lores explicó que sigue sin "descartar nada" en cuanto a pactos, pero deja ver que a día de hoy esa es una posibilidad lejana. Reconoció que en el pasado mandato, aunque "se mantenían las formas", había "diferencias importantes" con sus socios de gobierno. Preguntado acerca de si no lamentaba no haber explorado la posibilidad de un acuerdo con el PSOE, Lores aseguró que "si había alguna duda quedó disipada durante la campaña y en estas primeras semanas de mandato".