Es una historia que nació hace más de dos siglos, con la creación de la fundación Ventura Figueroa y que hoy está más viva que nunca. De ello se encargan los cientos de parientes de este político y eclesiástico del siglo XVIII que llegó a gobernador del Consejo y de la Cámara de Castilla y que legó sus bienes para ayudar a la educación de sus descendientes. La fundación reparte hasta 30 becas anuales en función de sus expedientes académicos e ingresos.

Muchos de estos beneficiados, parientes y otros allegados se reunieron ayer en el Pazo da Cultura para cumplir con una vieja tradición que sirve para reencuentros, homenajes y para ampliar la nómina de "figueroístas". En esta ocasión se leerá una carta con la bendición del Papa, solicitada por la vocal de la fundación, Adela Rey.

Esta fundación es la más antigua de España y tiene su sede en Galicia. "Figueroístas" que estudiaron gracias a las becas del que fue arzobispo de Laodicea fueron también Bouza Brey, Cunqueiro, Filgueira Valverde, o Olga Brey (madre del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy), así como el padre del regatista Pedro Campos.

Manuel Ventura Figueroa (1708-1783), fue patriarca de las Indias y arzobispo. Reformó casi todas las leyes, construyó carreteras, asilos, escuelas. Pero lo que trascendió de su figura y sigue vivo es por su última voluntad. En su testamento dejó explicado a sus albaceas cómo debían organizar una fundación que con un capital de 6.037.040 reales con 17 maravedíes, debía ser capaz de dar estudios y dote para el casorio o para vestir los hábitos a todos sus parientes pobres.