El acuerdo alcanzado entre el Concello y Sogama no implica la firma de un contrato diferente al que se suscribió en 1997, aún con Juan Luis Pedrosa en la Alcaldía. Aquel contrato fue el primero que se pactó en Galicia entre Sogama y un concello ya que Pontevedra estaba con el agua al cuello por el cierre del vertedero de O Rapadiño y no tenía donde depositar la basura. El documento incluía una "cláusula energética" que modificaba periódicamente la cuantía del canon, que no figuraba en ningún otro acuerdo y a ella se aferró el Concello hasta que quedó anulado por los tribunales.

El concejal de Facenda también aclaró que en el marco del acuerdo que se negocia con Sogama "no se quiere hipotecar el futuro" de la planta de compost que está previsto instalar nos terrenos de la Canicouva. Por ello, la intención municipal es evitar que se incluir en el contrato una cantidad mínima de recogida de residuos al mes, dado que con la puesta en marcha de la planta de compost la recogida se reducirá considerablemente, según las previsiones. El acuerdo actual establece, en principio, la obligación de Pontevedra de aportar a Sogama al menos la mitad de todas sus basuras, un límite que ahora se quiere anular para disponer de margen de residuos orgánicos que enviar a las futuras instalaciones de Canicouva.