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La familia del presunto parricida de Moraña reabre la inmobiliaria en un intento por rehacer su vida

El negocio se encuentra ahora mismo sin los carteles en los que lucía "Gaubica", a la espera de ser cambiado de nombre

Local de la inmobiliaria de Caldas que regenta la hermana del presunto asesino, ayer, sin el cartel. // I.A.

David Oubel, el presunto asesino de sus hijas Amaia y Candela el 31 de julio, regentaba una inmobiliaria junto a su hermana en la calle Juan Fuentes, en pleno centro de Caldas de Reis. El negocio, anteriormente llamada Gaubica, se dedica a la compra venta de fincas y la gestión de comunidades y desde el mismo día del asesinato de las pequeñas, el local permaneció con las puertas cerradas e incluso amaneció con pintadas en sus puertas en las que se podía leer en letras rojas"asesino". Cuarenta días después de la desgracia, el negocio ha vuelto a abrir al público en un intento por volver a la normalidad y dejar atrás todo lo ocurrido por parte de una familia que quedó hundida tras el monstruoso crimen.

La hermana del detenido busca recuperar su vida y para ello dejará atrás el anterior nombre "Gaubica", con el que se conocía la establecimiento. De momento el local carece de letrero corporativo a la espera de un nuevo nombre.

Fiesta ibicenca

El programa de Ana Rosa, en Telecinco difundió esta semana el contenido de las cartas que el presunto parricida de Moraña escribió a su prima Pilar y a su pareja Jorge, antes de cometer el acto contra sus hijas. Además también han hecho públicas las declaraciones de estas dos personas ante la Guardia Civil.

El novio de Oubel declaró que la mañana del día 31 de julio en la que ocurrió el trágico suceso, el presunto asesino le dijo a su entonces pareja que "no pensaba ir a trabajar porque se encontraba mal". Si bien nada parecía indicar a este hombre que la persona con la que llevaba compartiendo más de un año de relación podría llegar a cometer un acto de tal magnitud.

"No sospeché nada, pero unos días antes me pidió mi dirección postal exacta, a pesar de conocer perfectamente mi casa, lo cual me extrañó". Pero cuando le preguntó por ello le dijo que "era para darle una documentación de los perros".

La vida de la pareja era plácida y festiva hasta antes de ese día, como él mismo le confesó a la Guardia Civil: "estuvimos en una fiesta ibicenca el viernes anterior a los asesinatos, el domingo comimos juntos, el lunes hicimos unas gestiones del banco en Vigo y después fuimos a comprar una sombrilla a un centro comercial".

En la carta que Oubel le escribió a su pareja antes de cometer supuestamente los asesinatos, le confesó lo que estaba a punto de llevar a cabo. En ella se pueden leer las siguientes palabras: "Hola bicho, ¡qué buenos momentos hemos pasado juntos! Al final la presión me venció, me llevo conmigo parte de lo que más quiero, pero otra fracción de mí estará siempre en Marcelina Panete". El escrito prosigue recordando a Jorge que "quiero que te quedes con los buenos momentos que pasamos juntos".

A partir de ahí la misiva prosigue como si de un legado post mortem se tratase: "todos los perros los he puesto a tu nombre, te envío mi DNI por si te hace falta algo, el móvil te lo envío con su cargador y el colchón te llegará en unos días".

Su prima Pilar, quien también había recibido una carta de David Oubel, se puso en contacto con Jorge en la mañana en la que ocurrió todo para saber "si sabía algo de David, porque estaba muy preocupada porque había recibido la carta".

Carta a su prima

En este escrito a su prima, David le informa de la intención que tiene de quitarse la vida, aunque en ningún momento le habla de ningún tipo de acción que pudiera emprender contra sus hijas, "Sé que no estoy en situación de poder pedir nada, pero no quiero duelos. No quiero falsos hipócritas ese día. La muerte será el regalo que le pondré al presente de mi vida".

A su familiar también decide legarle parte de sus pertenencia al igual que hizo con Jorge, le deja su coche, el televisor, la aspiradora y cualquier otra cosa que quiera de su casa.

Termina su comunicación agradeciendo los "ánimos" y la "esperanza" que le ha dado pero le indica que "he sobrevivido lo mejor que he podido, pero no aguanto más. No soy todo lo fuerte que creías y estar dos escalones por encima era solo un escudo de lo frágil que soy".

Tras leer la misiva Pilar, según le cuenta a la Guardia Civil, decide llamar a su primo. "Al abrir la carta entiendo que es una carta de suicidio. Y llamo a mi primo David, y le pregunto que dónde están las niñas. Me dice que está en Oporto y que esto no ha hecho más que comenzar".

Tras esto decide dirigirse a casa de David junto a su hijo y, tras saltar un muro al encontrarse las puertas selladas con pegamento, rompen una puerta de cristal para acceder al interior de la vivienda, donde su hijo Borja se encuentra con el horror de lo que allí había sucedido. " Amaia estaba sobre su cama tumbada y tapada con una manta. Candela tirada en el suelo junto a otra cama, en otra habitación y también tapada con una manta", relata Pilar en su declaración. Pero David Oubel no había cumplido lo que previamente le había expuesto por escrito, y todavía estaba con vida encerrado en el baño.

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