En cuanto al abastecimiento a la población, la verdadera prueba de fuego se produce en septiembre e, incluso, en octubre, cuando el balance hídrico del verano se deja notar con más fuerza. Si el mes actual se desarrolla sin precipitaciones sí se podría notar dentro de unas semanas un descenso notable del Lérez, lo que obligaría, como es habitual, a acudir a las reservas del embalse del Pontillón de Castro. Como esta presa está cerrada para el consumo desde principios de junio, su nivel de ocupación actual es óptimo, en torno al 94%, lo que garantiza el abastecimiento en el caso de que la situación se tuerza. Por el momento, la normalidad es la nota dominante en el servicio de suministro de agua.
