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El futuro de la Antártida pasa por O Grove

Los militares, entre ellos dos de la Brilat, que van a viajar al continente helado para facilitar tareas de investigación completan su formación en aguas de Pedras Negras

La expedición a la Antártida se forma en el manejo de zódiacs. // Muñiz

Dos gallegos, tres madrileños, dos andaluces, otros tantos aragoneses, un valenciano, un melillense y dos soldados de Castilla y León integran la nueva expedición del Ejército de Tierra en la base militar "Gabriel de Castilla", donde se registran temperaturas de hasta 19 grados bajo cero y vientos de más de 120 kilómetros por hora.

Los ministerios de Defensa y de Economía afrontan así la 29 edición de la "Campaña de la Antártida" en la isla Decepción, situada a a más de mil kilómetros de distancia de la costa sur sudamericana a a apenas cien kilómetros del continente antártico.

Esos trece militares son expertos en comunicaciones por satélite, mantenimiento, navegación, alimentación, medio ambiente, movilidad en nieve y medicina, es decir, todo lo necesario para desplegar su labor, que básicamente consiste en garantizar la seguridad de los científicos que se dedican al estudio de la flora y la fauna en el aún desconocido continente helado.

Antes de partir hacia las gélidas aguas del sur, los militares reciben formación específica en O Grove -donde existe permanentemente una batería o destacamento militar-, y más concretamente en el entorno del puerto de Pedras Negras (San Vicente do Mar).

Con tiempo para recibir algún que otro homenaje e incluso para participar en una churrascada, todo ello a cargo de la agrupación local de Protección Civil de O Grove, dirigida por Víctor Otero Prol, lo cierto es que los militares se están empleando a fondo para prepararse a conciencia y desarrollar con totales garantías la misión que les espera a más de 13.000 kilómetros de sus casas.

De este modo, con O Grove como banco de pruebas, los científicos podrán seguir avanzando para garantizar la pervivencia del continente antártico y, en consecuencia, para velar por el futuro de todo el planeta.

España cumple de este modo con los acuerdos suscritos en el Tratado Antártico, colaborando en las misiones científicas que se llevan a cabo y manteniendo en buenas condiciones todo el material y las instalaciones desplegados en la Base Gabriel de Castilla.

Ni que decir tiene que esta campaña permite desarrollar también proyectos de interés para el propio Ejército español, que al mismo tiempo muestra a la sociedad en general el trabajo que realiza en materia de colaboración con la sociedad civil en general, y con el mundo científico, en particular.

El Ministerio de Defensa resalta que la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, el buque de investigación oceanográfica "Hespérides" y la base Juan Carlos I "constituyen las tres plataformas de investigación con las que España opera en la Antártida".

Para entender mejor tanto las condiciones de vida y trabajo de los científicos y militares desplazados al continente helado, como para conocer el trabajo que realiza España allí, puede decirse que en la base Gabriel de Castilla hay edificaciones como el "Módulo de Vida Comandante Ripollés", de 120,25 metros cuadrados y diseñada "para albergar hasta 28 personas, aunque con la remodelación acometida el año pasado se han separado las zonas de vida y de dormitorio".

El "Módulo Científico" es un barracón con cinco estancias que alberga laboratorios y salas de trabajo, mientras que el "Módulo de Taller y Mantenimiento", de 48,75 metros cuadrados, está destinado a almacén de piezas de repuesto y a sede de reparaciones de todo tipo.

En dicha base militar hay también una unidad de hospitalización, otra de asistencia a pacientes críticos y una tercera de diagnóstico de laboratorio y electrocardiografía.

Esta especie de "albergues" se complementan con los almacenes de alimentación -tanto de productos frescos y congelados como para víveres en conserva-, el "Módulo de Material de Emergencia", en el que se guardan "mochilas individuales, tiendas de campaña y todo lo necesario para evacuar la base en caso necesario"; el almacén de material de transmisiones, un contenedor de 15 metros cuadrados; el "Módulo de Náutica", otro contenedor idéntico, en este caso para guardar "el material necesario para las salidas en zódiac, desde los trajes de trabajo en aguas frías -que los militares probaban ayer en O Grove-, hasta los chalecos salvavidas; y los "Módulos de Energía", donde se protegen "dos grupos electrógenos que abastecen de energía a la totalidad de la base".

Los habitáculos disponibles contemplan, por último, la posibilidad de almacenar material de todo tipo, especialmente de movimiento, como los quads.

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