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Las cepas víricas y la falta de adecuación al ecosistema ponen en jaque al conejo de la comarca

El Tecor de Portas permitirá 502 capturas la próxima temporada, una cifra que consideran "optimista" debido a los problemas para criarlos

Un cazador en el primer día de caza en Portas, una imagen que se repite cada vez menos. // Gustavo Santos

Consideradas una de las cine especies "exóticas" invasoras más dañinas del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el conejo autóctono gallego está en riesgo de desaparición en los montes del Umia, una tendencia que comparte con otros lugares de la comunidad autónoma. La última advertencia la hicieron los responsables del Tecor de Portas, que organizaron el pasado mes de mayo una nueva edición de las Jornadas de Gestión Cinegética del noroeste peninsular, en el que en todos los años una de las ponencias se centra en estos animales que acostumbraban a ser el principal objetivo de los cazadores.

"Estamos abocados a la desaparición de las especies de caza menor, sobre todo del conejo", alerta el presidente del Tecor, Manuel Martínez. El colectivo introdujo en esta campaña de repoblación en su monte unos 200 conejos, dentro de 200.000 que se estima que se introdujeron en todo Galicia en los últimos meses. De ellos, muy pocos llegarán a la edad adulta para poder criar, principalmente debido a que buena parte de los animales introducidos no son autóctonos y están transportando cepas víricas como la del RHDV-N11, que "está arrasando en los montes gallegos", según Martínez. Un virus que se propaga por el aire, por lo que "la única alternativa sería dejar de introducir especies foráneas enfermas para aislar y tratar de erradicar el virus".

A pesar de eso, las enfermedades no están siendo el peor enemigo del conejo. "La mayor parte de la mortandad no es por el virus y ni mucho menos por los zorros, que también disminuyen por la reducción en la cadena alimenticia, es porque los conejos introducidos no están preparados para seguir en libertad", señala Martínez. Denuncia que "en muchos sitios no interesa haya conejos, están haciendo negocio con esto y de cara al interés comercial, la caza no da dinero", apunta. Desde el Tecor apuntan a que los primeros en dar el cambio son los cuidadores de conejos. Advierten que la industralización de la cría para el sector alimentario tiene un modelo diferente al necesario para la reintroducción de los animales en el monte. "Tienen el estómago delicadísimo, comprarlos para readaptarlos es como tirar el dinero", señala Martínez.

A pesar de los datos, el Tecor portense, de los más importantes de la comarca, recibía la semana pasada aprobado su Plan de Aprovechamiento Cinegético, que fija el periodo de caza entre el 18 de octubre y 6 de enero en el caso de los conejos, permitiendo la captura de 502 unidades. "Es orientativo, ojalá se pudiera llegar a esa cifra", indican desde el Tecor, que cargan precisamente contra la falta de control de la Consellería de Medio Rural. "No se está haciendo el papel controlador. Se está aprobando el 99% de las propuestas, sin ser revisadas, incluyendo incluso la tórtola, que ni siquiera es especie cinegética", señala Martínez.

Cazador "verde"

Una de las consecuencias de la escasez de conejos es la reducción en el número de cazadores que está habiendo en la comarca. Desde el Tecor aprovechan para reivindicar la figura del cazador "verde", con una mayor concienciación de respeto por el medio ambiente. "El modelo tradicional de cazador egoísta y apegado a la titularidad de la tierra no tiene cabida en esta sociedad. El perfil del cazador tiene que ser el del compromiso con el medio ambiente, que puede ser perfectamente compatible con la caza", señala el presidente del Tecor, que trabaja directamente en los intentos por regenerar el conejo en el monte.

Además, advierte de otros peligros para el cazador: la tecnología. "Se suben vídeos, fotos... algunas incluso hechas por los propios cazadores, y el 99% pueden herir fácilmente sensibilidades. Hay que saber que no es agradable para mucha gente y hay que practicar la caza con cabeza. Eso no hace más que aumentar el rechazo por parte de la sociedad", señala Martínez.

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