La Consellería do Medio Rural presentó este pasado viernes viernes el plan autonómico contra los incendios forestales de este año a los agentes del sector forestal. Y en este plan la comarca aparece de nuevo como una de las de mayor riesgo de Galicia. En el caso de las parroquias de "alta actividad incendiaria" figuran la de San Xoan de Poio y la de Saiar, en Caldas, como las de mayor riesgo en el área pontevedresa.

Las parroquias de mayor riesgo en esta parte de la provincia forman parte de estas zonas montañosas, con O Castrove en el caso de Poio, y Xiabre en el de Saiar como puntos de máximo riesgo. Y en caso de un incendio forestal grave en cualquiera de esos lugares, los efectos podrían notarse en varias localidades de Pontevedra, Meis o Vilagarcía al extenderse el fuego, como ya ocurrió otras veces.

Pero además, la comarca entera de O Salnés -menos el término municipal de Ribadumia- aparece en los mapas de la Xunta como zona de alto riesgo de incendios, lo que obligará a la administración a extremar la vigilancia en la zona y a los ciudadanos a tener especial cuidado para evitar que se produzcan y se propaguen los fuegos.

Puntos de vigilancia

La Xunta de Galicia cuenta con puntos de vigilancia de incendios en los montes Xiabre y Castrove -donde están los puntos más altos de la comarca de O Salnés-, y con casi 400 puntos de recogida de agua (330 para motobomba y casi 40 para helicóptero) en todo el distrito forestal XIX, que engloba la comarca de O Salnés pero también la de Caldas y buena parte de la de Pontevedra. La Xunta ya ha entregado una copia del Pladiga a los agentes sociales, para recoger sugerencias y alegaciones, y próximamente lo publicará en la página web de la administración autonómica.

La comarca y la provincia todavía conservan la memoria de la pesadilla de la ola de incendios de 2006, cuando varios fuegos destruyeron durante unos pocos días la práctica totalidad de la masa forestal de Xiabre, de O Castrove y del monte Lobeira. Buena parte de las comunidades de montes afectadas han logrado con el paso de los años restaurar la imagen de los montes, pero la herida sigue abierta.

Además, aquellos devastadores incendios demostraron que no solo suponían un duro golpe medioambiental para la comarca, sino que podían destruir otros pilares económicos de la comarca. Ese invierno la lluvia provocó una fuerte erosión, con la llegada de grandes cantidades de tierra y ceniza a la ría y la consiguiente mortandad masiva de mariscos. También se agravaron las riadas.