Salcedo Norte, Estrigueiras y Amigos de Campolongo. Son las tres primeras asociaciones de vecinos que ya disponen de espacios en la antigua residencia de la ONCE, un extenso edificio de 5.000 metros cuadrados y sin uso desde hace años que el Concello ha decidido convertir en un "centro cívico" para albergar a colectivos sociales de la ciudad. El empeño del alcalde, Miguel Fernández Lores, por este destino se ha impuesto a las serias reticencias del PSOE y acaba de hacerse realidad después de varias semanas de obras de rehabilitación exterior del inmueble. Años de desuso, grietas, filtraciones de agua y desperfectos en el tejado sumieron a la residencia en un estado deplorable que obligó a invertir más de 170.000 euros para el acondicionamiento de fachadas, cubiertas y canalizaciones. Estos trabajos, iniciados en marzo, ya están ejecutados.

Falta ahora la adecuación interior, de la que ya se encargan los colectivos beneficiados. Por el momento, las tres primeras asociaciones vecinales que ya han tomado posesión del inmueble trabajan en instalar el mobiliario y equipamiento básico, así como en tareas de reparación en el sótano, e semisótano y la planta baja, donde se habilitarán servicios comunes y otras dependencias, según explicó el Concello, que sostiene, en todo caso, que la plena transformación de la antigua residencia en un "centro cívico" será en septiembre.

Quizás entonces se sumen otras entidades similares, mientras se negocia con colectivos de atención a la discapacidad la cesión de las cuatro plantas superiores, donde se concentran las antiguas habitaciones con capacidad para más de cien personas.

El inmueble, colindante con el colegio Santiago Apóstol de la ONCE, es de propiedad municipal desde hace al menos cinco años -al igual que un pequeño pabellón colindante, también sin uso- en virtud de un convenio urbanístico que aún está sin desarrollar, de ahí las reticencias del PSOE a apoyar este uso ante el riesgo de que haya que devolver la residencia a la organización de invidentes, que no ha cumplido ninguna de sus obligaciones urbanísticas salvo entregar ese edificio. Poco después de aquella cesión se pensó en él como un centro geriátrico público, pero las conversaciones con la Xunta nunca fructificaron. Después se barajó como posible residencia de estudiantes del campus de Pontevedra y la Universidad de Vigo llegó a analizar con detalle el proyecto, pero se desestimó ante el elevado presupuesto que exigía su rehabilitación. Finalmente se ha optado por el "centro cívico" por iniciativa del BNG ya que el PSOE, a pesar a su disconformidad, no planteó un destino alternativo aunque todos admiten que el edificio no puede seguir vacío y deteriorándose. Los accesos a la residencia se habilitarán, por el momento, por el interior de la finca del colegio Santiago Apóstol, edificio que a su vez seguirá utilizando la ONCE ya que ha fracasado la ejecución de su nueva sede en A Eiriña. Si finalmente se llega a ejecutar en su totalidad el convenio urbanístico firmado en 2009, la organización de invidentes tendrá que urbanizar la zona.

Se da la circunstancia de que el BNG ha planteado recientemente que se habilite un segundo "centro cívico" urbano, esta vez en el edificio abandonado de la Xunta en Benito Corbal, donde se emplazaba su sede central antes del traslado a la ciudad administrativa de Campolongo. El gobierno gallego no parece estar por la labor e insiste en que el Concello recalifique ese inmueble para poder ejecutar viviendas, pese a la crisis actual del sector, y obtener así ingresos. Los diseños ya elaborados al respecta revelan que el resultado "no es rentable".