Según se informó entonces, el contenedor en el que se localizó la cocaína contenía 4.410 latas de piña. Los investigadores comprobaron como aquellas que tenían fecha de caducidad en agosto contenían la sustancia estupefaciente, mientras que las que caducaban en julio traían trozos de piña.
A diferencia de operaciones anteriores, en este caso no se trata de un "gancho ciego" en el que los organizadores del transporte introducen el alijo en medio de un envío de mercancía legal sin conocimiento de los importadores. En este caso, según la tesis que defiende el fiscal, los importadores de la mercancía aprovechaban las operaciones de comercio exterior con apariencia legal para camuflar envíos de sustancia estupefaciente.
Aunque no figura como acusado, en el juicio está citado a declarar el supuesto colaborado portugués de los otros tres encausado y que ya está siendo procesado por estos hechos en el país vecino.
Con este juicio vuelve al banquillo de la Audiencia una supuesta trama que utilizaba los puertos de la provincia para introducir sustancia estupefaciente. A lo largo del último año y medio ya se han producido condenas para otras redes que operaban a través de los puertos, la última la que impuso penas que suman 50 años de prisión y multas por valor de 45,4 millones de euros a un grupo de cinco narcotraficantes gallegos y colombianos que, según el fallo, pretendían abrir "una vía estable de envío de cocaína a España" a través de los puertos de Vigo y Marín y que intentaron colar un importante alijo de cocaína oculta en palés de madera en los que se transportaban plátanos. El método utilizado era el mismo, intentando ocultar los envíos de droga con operaciones de comercio internacional.
