Cuando faltan menos de dos meses para que se cumplan cuatro años de la desaparición de Sonia Iglesias Eirín, la instrucción judicial del caso sigue dando pequeños pasos aunque sin aportar, por el momento, grandes novedades a la investigación.

El último movimiento en torno a este procedimiento judicial ha sido la autorización, por parte del juzgado de instrucción, a las distintas partes personadas para que accedan a las imágenes captadas ese 18 de agosto de 2010 por distintas cámaras de tráfico y de seguridad de las calles de Pontevedra y que la Policía Nacional revisó fotograma por fotograma, una y otra vez, intentando sin éxito buscar alguna pista sobre la mujer desaparecida.

Unas imágenes que sí sirvieron, no obstante, para sustentar algunas de las hipótesis policiales que se plasmaron luego a modo de conclusiones en los informes elaborados para esta causa. Es el caso de las supuestas contradicciones de Julio Araújo, único imputado hasta el momento, sobre el atasco que impidió continuar al coche en el circulaban por la ciudad, momento en el que Sonia aprovechó para bajarse y continuar con sus recados a pie. Nunca más se la volvió a ver.

Es esta última afirmación la que intenta poner en cuestión la defensa de Julio Araújo, que es quien ha solicitado que las partes puedan acceder a las grabaciones que analizó la Policía y cuyo contenido aparece detallado en sus informes.

Solicita poder visionar, concretamente, las cámaras de dos establecimientos de la Oliva (concretamente un banco y una joyería), una calle en la que una testigo aseguró en su día a la Policía Nacional que había visto a Sonia aquella mañana del 18 de agosto de 2010 después de que ella se bajase del coche que conducía Julio Araújo. Un testimonio que la Policía Nacional descartó al considerar que la mujer probablemente se estaba equivocando de día y se había encontrado con Sonia el día anterior, dado que en las grabaciones de las citadas cámaras de seguridad no se observa en ningún momento a la mujer desaparecida. Uno de los objetivos de la defensa de Julio Araújo es comprobar si la cobertura que tienen de esta calle las cámaras de seguridad de estos establecimientos permite descartar sin ningún tipo de duda que Sonia no pasó por la Oliva aquella mañana, tal y como afirmó esta testigo, o si por el contrario pudo hacerlo sin ser captada por las cámaras.

Otra grabación corresponde a las cámaras del cuartel de la Guardia Civil de Domingo Fontán en las que se registra al hombre que halló la cartera de Sonia. El objetivo es buscar posibles pistas sobre algún vehículo desde el que se pudiera haber arrojado la cartera en las inmediaciones. En sus conclusiones, la Policía Nacional cree que fue depositada allí como un señuelo, una pista falsa.

Las fuentes consultadas consideran que hay pocas opciones de que una nueva revisión de las imágenes pueda arrojar nueva luz sobre el caso, dado que fueron a examinadas a conciencia por la Policía.