¡Menudo disgusto que ha dado María de los Ángeles Lorenzo, directora de la ONCE, al alcalde Lores y su equipo de gobierno, a cuenta del accidente de la arqueta en la calle García Camba que se tragó a Teodoro en su santiamén! Esa afirmación rotunda de que Pontevedra es una ciudad muy accesible para personas en silla de ruedas, pero que no lo es tanto para personas invidentes, aún resuena en la cabeza de la primera autoridad municipal.

La directora de la ONCE ha estado dura, si quiere Lores. También hay que subrayar que el modelo de ciudad no ha tenido nada que ver con este desgraciado accidente, cuya responsabilidad recae sobre la antipática Gas Natural Fenosa de nuestros pecados. Pero es igualmente cierto que María de los Ángeles Lorenzo ha dicho una verdad como un templo.

A esta Pontevedra de cine la emborronan todos los días los pequeños detalles, que se cuidan muy poco, por no decir que nada. ¡Ay si don Remigio Hevia levantara la cabeza y se paseara como antaño, su guardia de servicio para tomar nota de las cosas mal hechas que veía no daría a basto!

Seguramente la directora de la ONCE se ha hecho eco del malestar reinante entre los amigos Teodoro por la desfachatez de Fenosa Gas Natural lavándose las manos sobre su aparente culpabilidad. Si las medidas tomadas fueran tan correctas como ha argumentado la empresa, ese accidente nunca se habría producido. Mucho menos habría afectado al bueno de Teodoro, que se conoce esta ciudad mejor que la palma de su mano.

El meollo de la cuestión está en saber si se está queriendo tapar algo sobre la caída de Teodoro en una arqueta insuficientemente señalizada, y cómo es posible que Gas Natural Fenosa tenga la desfachatez de reiterar que sus operarios habían cumplido la normativa vigente.